"¡Esto no va bien! ¡Esto no va bien!"

Berd Schuster es un alemán pasional. Wagneriano. Su compatriota Christoph Metzelder es del tipo analítico. Ayer cada uno salió del Estadio de los Juegos del Mediterráneo a su manera. El entrenador lo hizo contradiciéndose, haciendo silencios teatrales, gesticulando, acelerando y frenando en su marcha hacia el autobús, y luego hacia el avión, como si quisiese despistar a perseguidores imaginarios. Metzelder, que tuvo una noche accidentada, abandonó las instalaciones pausadamente. Se detuvo y reflexionó sobre el partido con frialdad: "Hemos jugado con el centro del campo más defensivo de todos los que hemos formado en los últimos tiempos. Gago y Diarra se han situado por delante de la defensa y son los jugadores con más recuperación de nuestro medio campo. Sin embargo, sólo son dos. Nuestro sistema consiste en arriesgar. Por eso jugamos con cuatro atacantes. Por momentos, este planteamiento crea problemas al rival. Pero cuando perdemos el balón, como nos ha pasado contra el Almería, entonces sufrimos mucho".

La sensación general en la expedición del Madrid fue la de que algo está funcionando muy mal en el equipo. "¡Esto no va bien! ¡Esto no va bien!", decía un veterano, mirando al suelo del autobús que lo conducía al avión en el aeropuerto almeriense. La expresión en las caras era de desaliento. "Estoy cansado", repetía uno de los jóvenes. A su edad, llamaba la atención su apalancamiento. "Ha sido una noche horrible. Cuanto antes llegue la Juve, mejor".

Dos equipos ocupaban las atribuladas mentes juveniles de los jugadores del Madrid. Primero el Barcelona, que había ganado el sábado en Málaga, y al que todos habían visto por televisión con ansiedad. Segundo la Juventus, que visita el Bernabéu el miércoles que viene, en Liga de Campeones. "No pensamos en el Barça ni estamos preocupados", dijo Higuaín a un enjambre de micrófonos. "Sólo pensamos en trabajar y mejorar algunas cosas para enfrentarnos a la Juve. Hoy ha sido un partido muy complicado. En el gol perseguí un balón que el Almería dio por perdido. Pensaron que se iba por la línea de fondo, lo peleé, y metí el centro".

"Tenemos que levantar cabeza", proclamó Pepe, al que las mujeres de directivos e hinchas VIP no dejaron de preguntar qué tenía en la pierna. Las señoras lo arrinconaron en el aeropuerto y le sonsacaron información sobre su recuperación para la Juve entre exclamaciones afectadas: "¡Te necesitamos!". Él, risueño como un muñeco de plástico, se tocaba el muslo derecho. "Tengo un golpe", decía. Entretanto, Metzelder prosiguió su reflexión: "Es inevitable y lógico que estemos pendientes de nuestros rivales. Y el Barcelona es nuestro mayor rival".