Helmut Zilk, el alcalde que cambió el rostro de Viena
El político perdió la mano izquierda por un atentado xenófobo
La capital de Austria está de luto: ayer, a los 81 años, murió Helmut Zilk, el popular alcalde de Viena entre 1984 y 1994, tras sufrir un fallo cardiaco en el hospital vienés Wilhelmine. Periodista y uno de los políticos más prestigiosos de la socialdemocracia austriaca, fue el gran artífice del cambio de rostro de la ciudad. Durante su gestión, vanguardista, arriesgada, fomentó numerosos programas de integración para extranjeros. Grupos xenófobos se lo cobraron: en diciembre de 1993, un atentado con carta bomba perpetrado por Franz Radl y Peter Binder, conocidos neonazis posteriormente enjuiciados, le dejó gravemente herido. Perdió gran parte de una mano.
El político, que conquistó también grandes simpatías en el extranjero, nació en Viena en 1927 y se afilió al Partido Socialdemócrata Austriaco (SPÖ) a los 23 años, en 1950. Cinco años más tarde comenzó su carrera como periodista en la radiotelevisión pública austriaca (ORF), donde llegó a ser director de programación. Como comunicador, tuvo una carrera exitosa: revolucionó el panorama mediático al moderar el primer debate sobre la anexión de Austria por la Alemania nazi y el papel de la república alpina en el Tercer Reich, un tema tabú en el país. En 1964 fue protagonista de otro hito al participar en un debate con periodistas checos que se convirtió en la primera conexión televisiva en directo y sin censura con un país de la Europa comunista.
Dejó el periodismo y se hizo político en 1979, cuando asumió la delegación de Cultura en el Ayuntamiento vienés. De allí pasó a ocupar el cargo de ministro de Cultura hasta que en 1984 regresó a la actividad municipal como alcalde de la capital. Fue un regidor querido, siempre tuvo cuotas de apoyo popular superior al 55%. Quizás, en parte, por las agallas que demostró tener. En 1985, por ejemplo, advirtió a sus funcionarios de que si no lograban crear carriles de bicicleta, él mismo saldría a la calle con un cubo de pintura para dibujarlos. Gracias a Helmut Zilk se permitieron las bicicletas en la célebre avenida del Ring. Gracias a él, también, Viena tiene metro.
Como alcalde, y muchas veces en contra de la línea de su propio partido, fomentó programas de inclusión para inmigrantes. Era conocido, además, su apoyo a la comunidad judía de Austria. Fue la razón que llevó a Radl y Binder a enviarle una carta bomba a su domicilio la noche del 5 de diciembre de 1993. Zilk, que acababa de llegar de un viaje, y desconocía que el grupo xenófobo llevaba a cabo una oleada de atentados en la ciudad, abrió el sobre y resultó gravemente herido. Tuvo que ser intervenido de urgencia y se le amputó la mayor parte de una mano, la izquierda.
Casado en tres ocasiones -la última vez con Dagmar Koller, una conocida estrella de la música en Austria-, Helmut Zilk fue acusado en 1998 de haber colaborado con los servicios secretos checos entre 1959 y 1965. Según el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, Zilk vendía información sobre los vínculos entre la oposición anticomunista de Checoslovaquia y los disidentes en el exilio durante aquellos años de represión que culminaron en 1968 con la Primavera de Praga. Él siempre lo negó.
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