"Te quiero feliz"
Guardiola se ganó a Messi con dos charlas y al lograr que el Barça le dejara disputar los Juegos
Los jugadores del Barcelona, los compañeros de Leo Messi, se remiten al talento del argentino para justificar el espectacular inicio de temporada de La Pulga. Los preparadores físicos, al trabajo realizado en el verano, convencidos de que, después de tres años sin cargar pilas, era imprescindible una buena pretemporada.
En ésas, Pep Guardiola resume: "Es feliz. Messi es feliz. Es el mejor jugador del mundo. Así que, simplemente, tratamos de que esté contento. Si está feliz, es mucho más fácil que juegue bien". Y el delantero lo confirma: "Sí, soy muy feliz. Por mi rendimiento y, por encima de todo, por el equipo", dijo antes de viajar a Argentina, donde disputará dos partidos clasificatorios para el Mundial de Suráfrica 2010 contra Uruguay y Chile.
"Su relación con Pep es excelente. No olvida lo que hizo por él", dice el padre del jugador
En los despachos del Barcelona señalan a Guardiola como una de las principales razones del compromiso que está mostrando Messi dentro del terreno de juego y fuera de él. Ataca, defiende y combina como no estaban acostumbrados a verle hacer. Además, se relaciona en el vestuario como en sus épocas de juvenil. La teoría del beneficioso efecto Pep sobre Messi la comparte incluso el padre del futbolista. "La relación entre ambos es excelente", confirmó ayer Jorge Messi desde Argentina.
El verano no fue fácil en las relaciones Messi-Barça. Primero, por el traspaso de Ronaldinho al Milan. La influencia del gaucho sobre Messi llegó a asustar al club hasta el punto de que Marc Ingla, entonces vicepresidente deportivo, se reunió durante el curso pasado con su padre para hacerle saber el cariz que estaba tomando el modus vivendi de Ronnie y alertarle sobre la negativa influencia que empezaba a tener en el rendimiento de Leo.
Compañeros de Messi reconocen que el jugador llegó "un poco raro" a la pretemporada. Seguramente, añoraba a su amigo. A la primera, ya en Saint Andrews, durante la estadía veraniega, cuando Argentina ya le reclamaba para que acudiera a los Juegos Olímpicos, Messi se enfurruñó durante un entrenamiento. "Fue por una tontería propia de un crío de 20 años", explican testigos presenciales. Guardiola movió ficha. El técnico le pilló por banda. "¿Qué te pasa? No estás feliz. Pues dime qué necesitas. A mí, dímelo a mí, a la cara, y te ayudaré. Y, si no, coges y te vas. Pero, si no eres feliz, aquí no te quiero", le dijo, entre otras cosas, Guardiola a Messi. Por la noche habló con él otra vez.
Fue entonces cuando Messi habló claro. Dijo que quería irse a Pekín y Guardiola le prometió que convencería a Joan Laporta. Antes de que el Barça se embarcara de gira por Estados Unidos, tras un amistoso en Florencia, Messi puso rumbo a los Juegos con la promesa de que, si el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) fallaba en favor del Barcelona, volvería en el acto. El TAS falló en favor del club azulgrana el 6 de agosto. En Nueva York eran las seis de la madrugada; en Shanghai, media tarde. Argentina terminaba el entrenamiento previo al debut en los Juegos. Al despertarse, Laporta supo de la noticia y ordenó su regreso inmediato. "Habíamos ganado", recuerdan en el club. Guardiola pidió una reunión a Laporta y antes habló con Leo.
"Pep, ayúdame, me quiero quedar", le pidió Messi. "Yo lo arreglo, te lo prometo", le dijo el técnico. En su suite, en el hotel Saint Regis, en el cruce de la Quinta avenida con la 53, Guardiola defendió que Messi jugara en Pekín. Convenció a Laporta y a Txiki Begiristain, el director deportivo. Para entonces, Messi dormía y el Barça estaba a punto de jugar el último amistoso. Horas después, dentro del avión, a punto de despegar de Nueva York, logró hablar con Messi. "Te quedas. Disfrútalo", le dijo.
"Leo sabe que se quedó en Pekín por Pep y no lo olvida. Eso reforzó la relación", reconoce su padre. Sabe que le debe una. Por eso trata de ser feliz. Guardiola tampoco le pidió más.
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