Una combinación explosiva
La Superliga Fórmula reúne a 18 clubes de fútbol, entre ellos el Sevilla y el Atlético
"No hay deporte que se mueva sin pasión". La afirmación es de Àlex Andreu, el empresario español que ha creado la Superliga Fórmula, el campeonato automovilístico que pretende combinar la pasión propia del fútbol con la excitación que produce el olor a gasolina, la velocidad y la competición automovilística. Una combinación explosiva que comenzó a andar en agosto con 18 de los mejores clubes del mundo compitiendo con monoplazas que ofrecen una potencia, de 750 CV, similar a la de un fórmula 1 y que ayer se enfrentaron por tercera vez en Zolder (Holanda) con victorias para el Liverpool (Adrián Vallés) y el Pekín Gouan en las dos carreras del día.
"Hablamos de dos deportes con un gran seguimiento", asegura Andreu, hombre de mercadotecnia envuelto ahora en este gran proyecto global. "Me intrigaba encontrar una fórmula capaz de conseguir que los millones de seguidores del Flamengo o el Corinthians pudieran competir con clubes asiáticos o europeos y sentir la misma pasión que cuando ven un partido de fútbol". La respuesta la encontró en los circuitos de automovilismo. Además de estos dos clubes brasileños, el campeonato ha reunido entre otros a los británicos Liverpool y Tottenham, los españoles Atlético de Madrid y Sevilla, los italianos Roma y Milan, el holandés PSV Eindhoven, el belga Anderlecht, el portugués Oporto, el alemán Borusia Dortmund, el suizo Basilea, el turco Galatasaray y el chino Pekín Gouan. Hasta 18 equipos.
Adrián Vallés, que conduce el coche del Liverpool, gana la primera carrera
El campeonato une la pasión futbolística con la excitación del motor
Cada club se plantea esta competición como una nueva sección deportiva que ofrecer a sus asociados. El mayor interés del campeonato es que se disputa con coches de idénticas características, en los que cada escudería sólo puede retocar los elementos propios de la puesta a punto: angulaciones de los alerones, dureza de las suspensiones, algunos elementos de la transmisión. "Queríamos coches muy grandes, monoplazas similares a los F-1, con mucho ruido y olor a gasolina, pero con unos costes realmente reducidos", explica Andreu. Lo consiguieron con un acuerdo con la fábrica de motores británica Menard Competition, que se había desarrollado a partir de la ex escudería Arrows de F-1. Crearon un motor de 12 cilindros y 4,2 litros cuyo régimen máximo se alcanza a 12.000 revoluciones por minuto, concediendo una potencia de 750 CV, similar a la de un F-1, cuyo motor es un V8 de 2,4 litros y 800 CV. Los chasis los construye Elan Motorports, una compañía de Atlanta (EE UU) que ha llevado sus diseños a los títulos de Las 500 Millas de Indianápolis y Las 24 Horas de Le Mans.
Cada club de fútbol tiene un coche y el presupuesto que mueve es de 120.000 euros por carrera. Este año, el campeonato se dirime en seis carreras. Pero a partir de 2009 se realizarán 17 competiciones y el presupuesto anual será de unos dos millones de euros. Se cubre con dos motores cuyo alquiler cuesta 130.000 euros al año. El chasis asciende a 300.000 euros.
Los pilotos proceden de la F-1, la GP2 o categorías inferiores. Entre ellos están Antonio Pizzonia, que corrió para Jaguar y Williams entre 2003 y 2005, y Robert Doornbos, ex piloto de Jordan, Minardi y Red Bull hasta 2006. Y también los españoles Andy Soucek (Atlético), Borja García (Sevilla) y Adrián Vallés (Liverpool), procedentes de la GP2. García ganó la segunda carrera, en Donington. "Estamos en los tiempos de la GP2", explica Vallés, ex piloto de pruebas de Spyker; "tenemos más potencia, pero ellos tienen un mejor paso de curva porque su aerodinámica es mucho más trabajada. La F-1 está muy lejos".
El campeonato lo lidera el Pekín Gouan con 207 puntos, seguido del Eindhoven (193) y el Liverpool (171), a falta de las carreras de Estoril, Vallelunga y Jerez.
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