Lo nunca visto
El Atlético, muy vulnerable a balón parado, no había recibido nunca cinco goles en medio tiempo
Hay cosas que no cambian. La última vez que el Atlético encajó seis goles Javier Aguirre era su técnico y el rival era el mismo. Sin embargo, el Barcelona fue aún más contundente el pasado sábado en el Camp Nou que hace año y medio en el Calderón, cuando firmó la mayor goleada a domicilio (0-6) en el coso rojiblanco. La espectacular exhibición de Messi rompió varias marcas. Para empezar, el Atlético jamás había concedido cinco goles en la primera parte. El tope eran las cuatro dianas que logró el Athletic en diciembre de 1967. Argoitia por dos veces, Arieta y Uriarte allanaron el camino en un baile idéntico (6-1) al que la escuadra del Manzanares recibió 41 años después. "Todo lo que se hable, se diga o se escriba estará bien. Lo único bueno fue el gol de Maxi. En el minuto 8 ya estábamos en las manos del otro equipo", reconoció Aguirre. No le faltaba razón: también fue la primera ocasión en que los rojiblancos cedieron tres goles en los ocho minutos iniciales de partido. El anterior registro era del Alcoyano, que en la temporada 1945-46 le marcó tres en 11 minutos.
"Tenemos que aceptar la derrota como hombres", asumió Maxi, que se lesionó del adductor mediano del muslo derecho y estará diez días de baja. A priori, sólo se perderá los compromisos con Argentina y estará listo para el derby, a mediados de mes, con el Real Madrid. Le seguirán el Liverpool y el Villarreal.
"Los primeros minutos son fundamentales. Salimos dormidos, no supimos reaccionar. No nos podemos quedar mirando al suelo", apuntó por su parte Antonio López. El varapalo fue de tal calibre que el Atlético decidió que los candidatos a dar la cara, aparte de Aguirre -"a él no le importa, es el primero que dice que va en el sueldo", dicen desde el club- fueran los dos capitanes.
"Fallé en la alineación, en la preparación del partido, en la charla, en no arreglar el desaguisado en el minuto 8, en muchas cosas", proclamó Aguirre, que quiso librar de la quema a los jugadores. "Soy el único responsable", insistió el preparador mexicano, que no hizo mención a la sangría que los balones a balón parado están provocando en la portería: salvo el gol de Niang para el Olympique de Marsella, en un contragolpe, los cinco anteriores (cuatro en Liga y uno en la previa de la Champions) se habían producido en jugadas de estrategia. El primero del Barça, obra de Márquez a la salida de un córner, el penalti logrado por Eto'o y la falta de Messi, lanzada con pillería, sorprendieron a la zaga y a Coupet, que ha encajado seis de los siete goles en contra del Atlético en este apartado. "No hay una única explicación", considera Aguirre.
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