Mónica Alonso y Rubén Ramos exhiben sus últimas obras
La sensación de frío y la geometría se analizan desde una perspectiva artística
Dos de los jóvenes artistas gallegos con mayor proyección exterior, Mónica Alonso y Rubén Ramos Balsa, han inaugurado recientemente exposiciones en dos galerías compostelanas donde se exhiben sus últimas piezas. La artista lucense propone una reflexión sobre el concepto del frío en una de sus muestras más personales, mientras que Ramos Balsa plantea al espectador un recorrido casi filosófico para ahondar en lo que se esconde bajo la aparente sencillez de las formas geométricas.
El público que se acerca a las piezas puede sentir el frío, física y mentalmente
FRÍO supone un hito en la trayectoria de Mónica Alonso, una artista fácilmente reconocible por la gama de colores llamativos que suele emplear en sus piezas, pero que en esta ocasión utiliza por primera vez el negro en una de sus obras. El resto de la gama empleada son colores fríos, como el azul y el blanco, con los que trata de transmitir al espectador no solo una sensación térmica sino también un estado de ánimo. En realidad la exposición supone una investigación sobre la psicología del frío, un elemento que puede sugerir la muerte pero que, al mismo tiempo, tiene la propiedad de conservar la vida.
La artista explica que el proceso para llegar a realizar estas piezas le ha supuesto una dura confrontación interior. Uno de sus objetivos es que el público que se acerque a las obras pueda sentir el frío, física y mentalmente. Más alla de la apariencia estética, éstas transmiten un estado de ánimo. La exposición que ahora se presenta en la galería SCQ esta íntimamente ligada a la que Alonso realizó recientemente en Salerno (Italia) donde estudiaba la sensación térmica contraria, el calor.
Por su parte, Rubén Ramos presenta en la galería Goran Govorcin un conjunto de piezas recientes y otras de hace algunos años agrupadas bajo el título La cantidad significativa de la forma. Así se hace referencia al interés del artista por bucear en las formas geométricas que nos ofrece la naturaleza y descubrir en ellas propiedades que pasan desapercibidas.
El artista compostelano propone juegos aparentemente triviales, como retratar de forma individual a las palomitas de maíz después de pasar por un microondas. El resultado final ofrece una pieza de gran formato en la que aparece una gran variedad de formas que contrasta con la uniformidad inicial.
En otra de sus piezas se presentan dos fotografías en las que asistimos a la transformación de unas hojas de papel que pasan de estar lisas a aparecer arrugadas. "En este caso se pasa de una superficie bidimensional a otra tridimensional cuando en la naturaleza suele ocurrir lo contrario", explica Ramos Balsa, quien suele plantear a través de su obra cuestiones científicas y ofrece al espectador la oportunidad de acercarse a ellas a través del arte.
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