"Soy mucho más que un peleón"
Llorente, al que hace unos años no querían ni en Segunda, conducirá el ataque del Villarreal ante el Celtic
Parece que Joseba Llorente (Hondarribia, Guipúzcoa; 1979) tenga que pedir perdón por jugar de nueve en el Villarreal, un equipo de finos estilistas. "En mi pueblo me dicen que tengo pinta de bandarra, que no tengo buena pinta. Pero siendo sólo un delantero peleón no se puede llegar al Villarreal. Tengo muchas más cualidades", afirma Llorente, que para llegar a la Champions con casi 29 años ha tenido que pasarlas canutas en las categorías inferiores. Y sentir el desprecio de llamar a clubes de Segunda cuando terminó su cesión de la Real Sociedad al Éibar en 2001 y hallar las puertas cerradas.
"[José María] Amorrortu no confiaba en mí. Nadie me quería en Segunda hasta que [José Luis] Mendilibar me repescó. Mendilibar entendió mi forma de hacer: la presión total, correr y jugar. Me gusta dificultar la salida a los centrales, estar en el área... No voy a hacer una rabona, una bicicleta o un caño. Intento dar el ciento por ciento de lo que sé hacer", dice. Así ha sido desde hace cuatro años, en los que siempre ha marcado más de 15 goles por temporada, en Primera o en Segunda. "¡No es fácil marcar 16 goles en el Valladolid!", exclama.
"En mi pueblo dicen que tengo pinta de bandarra, que no tengo buena pinta"
Tanto respeto le infundía la Real, "en la que aprendí los valores del fútbol y de la vida", que no se desarrolló plenamente hasta que rompió las cadenas: "Me liberé cuando la Real me dejó salir y pasé a ser del Éibar. En la Real quería demostrar más de lo que podía dar". Ya propiedad del Eibar, firmó una campaña memorable en la que el equipo con el menor presupuesto de la categoría habría ascendido a Primera de no haber sido por el fair play de Silva. El mediocampista del Valencia, entonces de 18 años, renunció a marcar ante el Lleida para que atendieran a un colega lesionado. Aquel empate minó la posibilidad de ascenso.
Roto el hielo con dos goles en la Liga, Llorente siente que es "un lujo" jugar en el Villarreal. "Una recompensa. Hasta ahora he estado en equipos de fútbol directo y yo recibía muchos golpes. Ya, no. El Villarreal tiene mucha calidad individual y colectiva. Me ha impresionado Pirès: se entrena como un chaval", explica el delantero, que reflexiona sobre su inserción en la orquesta amarilla: "Al haber tanto toque, puedo quedarme aislado. Puede que toque pocos balones, cuatro o cinco, pero tienen que ser remates claros". Curiosamente, el ídolo de Joseba, de 1,86 metros, fue el pequeño Bakero, jugador de la Real y el Barça en los 80 y los 90: "Por peleón y por táctico".
¿Y qué le pide el entrenador, Manuel Pellegrini?: "Que haga lo mismo que el curso pasado. Es un hombre tranquilo, muy estudioso, totalmente diferente de Mendilibar, que está encima de tu cabeza todo el tiempo".
Llorente disfruta de esta etapa feliz en El Madrigal. "Lo aprecias más cuando llegas desde abajo y haciendo lo mismo que hacías cuando no te quería nadie", subraya Llorente, cuyo olfato de ariete baqueteado en Segunda advierte algo especial: "Veo hambre en el vestuario. Si hacemos bien las cosas, estaremos cerca de un título. Aquí no se siente presión". Pero sí el calor del verano. "En agosto he sufrido porque soy del norte", sonríe el goleador, que sostiene que es "mucho más que un peleón".
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