Iván Gutiérrez cambia el paso
El español prueba unas nuevas zapatillas para optar hoy al oro en la crono del Mundial
Acabó la última crono del Tour víctima de una pájara tremenda. Sufrió una crisis de hambre que casi le hace bajarse de la bici y terminar la etapa andando. Y, una vez llegado a meta, se agarró al primer trozo de tarta que se encontró por ahí. Terminó la ronda gala y se marchó a casa, a Cantabria. "Me tomé una semana de descanso total. Algo que no había hecho el año anterior", cuenta Iván Gutiérrez, que hoy disputará la crono en los Mundiales de ciclismo en Varese (Italia).
Campeón sub 23, Gutiérrez, que ahora tiene 29 años, ha participado en las últimas siete ediciones del Mundial. Y a ésta dice que llega muy bien. Tanto que se ve en el podio. "Tengo posibilidades de medalla". Más, con la ausencia de Cancellara, campeón olímpico y doble campeón mundial, que finalmente decidió no participar por "cansancio". Enfrente tendrá a Schumacher y Leipheimer.
El ciclista del Caisse d'Épargne no ha querido repetir los errores del año pasado -acabó séptimo en Stuttgart- y ha variado la preparación para este Mundial. Además, calzará unas zapatillas especiales. "El año pasado estaba más estresado, llegué muy cansado porque después de la vuelta al Benelux [en la que ha repetido triunfo hace un mes] seguí entrenándome. Esta vez he descansado más y he bajado las cargas de trabajo", cuenta. Lo que ha hecho es aumentar la calidad: entre dos y tres horas diarias subiendo puertos y haciendo series en llano con la cabra (así llaman a las bicis usadas en las contrarreloj). "Tengo un plan de entrenamiento diseñado por el médico del Caisse, pero a veces seguirlo todo a rajatabla es contraproducente. Me fío más de mi cuerpo, me dejo guiar por mis sensaciones", comenta Gutiérrez.
Esas sensaciones hacen que, a pesar de que sea un contrarrelojista, no se convierta en un adicto a la cabra, como Cadel Evans, por ejemplo, que este año ha diseñado toda su preparación en función de las dos cronos del Tour y allí es precisamente donde se vino abajo. "Entrenarse con la cabra a diario no sirve de nada. O mejor dicho, es relativo porque el rendimiento en una crono va a depender de tu fatiga y no de lo que hayas estado haciendo o dejado de hacer con la cabra", explica. La suya está aparcada en el garaje de casa de su abuela Carmina en Casar de Periedo. "Está a unos 18 kilómetros de mi casa. Aquí todo es sube y baja. Salgo con la bici normal y cuando paso por casa de la abuela la cambio por la cabra".
Gutiérrez dice que para hacer una buena contrarreloj el ritmo y la elasticidad son fundamentales. Eso es, saber rodar rápido, pero con el mismo esfuerzo. El ritmo lo ha cogido en la Vuelta a Polonia, la semana pasada. "De no haber ido, habría tenido que coger ritmo detrás de una moto. Cuando toca, llamo a José Luis, un vecino del pueblo jubilado, que me conoce muy bien y sabe cómo hacer para no hacerme reventar". La elasticidad, en cambio, la trabaja con estiramientos. Y es que con la bicicleta de crono cambia la postura y los músculos trabajan de una forma diferente. "Con la cabra aplicas más fuerza y yo pedaleo más con los talones mientras que con la bici normal el pedaleo es más puntero", cuenta desvelando un secreto. "El ciclismo es un mundo tan tradicional que si me oye alguien dirá que estoy loco... Pero calzaré una zapatillas de crono que llevan los tacones más atrás". Es su forma de pedalear. Quizás así se adaptará al recorrido de Varese. "Me vendría bien que tuviera algún repechito al final porque siempre acabo muy bien las cronos, pero aquí es todo muy llano".
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