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Reportaje:Copa Davis

"Un chute de adrenalina"

EE UU confía en que la altitud le lleve a la remontada

Dicen los aficionados de viejo cuño que el equipo estadounidense se aloja en un hotel de toreros en Madrid. El edificio, que se encuentra situado en plena puerta del Sol, acogió la noche del viernes a un grupo de tenistas que venía de perder ante España dos partidos "de los que rompen el corazón". Hasta la selección estadounidense, sin embargo, no llegaron el bullicio de la noche madrileña ni las luces de neón que avisan de tablaos flamencos, terrazas cerveceras y modernas discotecas. Los jugadores se encuentran rodeados de policías y miembros del equipo de seguridad de su federación. Están, además, separados del resto de clientes del hotel a la hora del desayuno y de la cena. Encerrados en su propio mundo. Escuchando durante las últimas horas del viernes, cuando España ya ganaba por 2-0, que la remontada era posible. Que la altitud de Madrid (660 metros sobre el nivel del mar) era una ventaja. Que aunque no estuviera Bob Bryan, el doblista agigantado, Las Ventas podía ser tomada.

"Nadie puede decir que mis jugadores no se dejen las tripas", afirmó McEnroe
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En manos de Nadal

"Lo que les dije a los chicos del dobles [Mike Bryan y Mardy Fish] es que se divirtieran", explicó Patrick McEnroe, el seleccionador, que presidió la cena, un buffet con carne de ternera, pollo a la plancha y verduras servidas en el reservado que la dirección del hotel ha destinado para uso exclusivo del equipo. "El sábado sólo tenemos que ganar un partido", les dije. "Para mañana [por hoy], les diré que sólo se preocupen del primer partido [Rafael Nadal-Andy Roddick]. Será difícil, pero creo que con las condiciones de altitud que tenemos aquí, tenemos una posibilidad". La escena de la cena se desarrolló sin formalismos. "No es ese tipo de equipo. No necesita de discursos encendidos", explicaron desde la selección estadounidense. "Este grupo de jugadores lleva mucho tiempo juntos".

Los chicos de McEnroe se pasean por Madrid rodeados de sirenas. Meses antes de su llegada, Mr. Pistone, que junto a su hermano se encarga de la seguridad del Abierto de Estados Unidos, llegó hasta la capital para comenzar los preparativos del dispositivo y coordinarse con la policía. "¿Va a salir eso en los periódicos?", pregunta el ex policía, un hombre musculoso y con perilla que supervisa desde un segundo plano todas las actividades del equipo. Ayer, Fish y Mike Bryan, los doblistas, fueron los primeros en levantarse y en desplazarse hasta Las Ventas. Luego llegó Andy Roddick, que quería calentar jugueteando sobre la pista. "Touch and volley", le llaman a su divertimento. "Toque y volea". Pistone fue el primero en ser informado de todos esos movimientos, los pasos puestos al servicio del intento de remontada.

"Nadie puede decir que mis jugadores no se dejen las tripas cuando representan a su país", resumió McEnroe, que se ha pasado la semana cruzándose llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto con James Blake y Bob Bryan, las dos bajas del equipo. "La victoria del dobles es un chute de adrenalina. Tenemos posibilidades".

Mardy Fish, a la izquierda, con su compañero Mike Bryan.
Mardy Fish, a la izquierda, con su compañero Mike Bryan.ÁLVARO GARCÍA

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