El Atlético se estampa en Pucela
El cuadro de Aguirre no puede con el Valladolid, que jugó con 10 durante 70 minutos
El Atlético se llevó de Valladolid una derrota, dos goles, uno con error clamoroso de Coupet incorporado, y malas sensaciones, las que deja un partido en el que tuvo al rival con diez jugadores durante 70 minutos pero en el que nunca estuvo en disposición de obtener algo más que la derrota con la que viajará a Holanda para el primer partido de Champions. Aguirre había dejado en Madrid a Forlan y Heitinga, lo que significaba menos opciones en ataque y problemas en defensa y la expectativa se confirmó desde el primer momento.
El Atlético, más allá de las ausencias forzosas o voluntarias, apareció en el césped con la mente puesta en Eindhoven, con el gesto propio de los equipos a los que la Champions les deja sin concentración para la competición nacional porque la guardan toda para el paseo por Europa. El primer roto apareció en la defensa que vivió en estado de conmoción toda la primera parte porque en solo dos minutos había encajado un gol absurdo, en un centro blando, con una salida alocada del portero, y con un remate con el cuerpo de Vivar Dorado. La línea estaba marcada y el Valladolid se había aprendido el camino, sabía que el Atlético estaba amodorrado y sabía sobre todo que el equipo de Aguirre se pegaba un sofocón en cada jugada a balón parado, en cada falta en el costado, en cada saque de esquina. Borja organizó la aplicación extrema del libro de Mendilibar, robar arriba, muy arriba, salir rápido y tener un delantero que trabaje con criterios estajanovistas, ayer Goitom.
VALLADOLID 2 - ATLÉTICO 1
Valladolid: Asenjo; P. López, Baraja, Prieto, Marcos; Aguirre (Nano, m. 70), Borja, Rubio, Sesma (Medunjanin, m. 89), Vivar y Goitom (Escudero, m. 60). No utilizados: Villar; Víctor, Ogbeche, Víctor y O. Sánchez.
Atlético: Coupet; Seitaridis, Perea, Ujfalusi, Pernía; Assunçao (Agüero, m. 45); Maxi (De las Cuevas, m. 72), Maniche, Simao; Sinama y L. García (R. García, m. 72). No utiliz.: L. Franco; Domínguez, A. López y Camacho.
Goles: 1-0. M. 2, Vivar. 2-0. M. 27. Baraja, de penalti. 2-1. M. 54. Agüero.
Arbitro: Medina Cantalejo. Expulsó por doble amarilla a P. López (m. 21) y a Mendilibar, técnico del Valladolid (m. 43). Amonestó a Seitaridis, Sesma, Prieto y Perea.
Unos 20.000 espectadores en Zorrilla.
El Atlético no encontró respuestas a la sencillez con la que el Valladolid movía el partido, ni con el toque de corneta desesperado de Aguirre desde el banquillo y así, extraviado y sin caminos abiertos, estuvo hasta que Medina Cantalejo decidió expulsar a Pedro López por un supuesto piscinazo dentro del área colchonera. El Valladolid tenía por delante una hora larga de fútbol con diez y el Atlético la posibilidad de resolver el choque con un trabajo limpio y facilón, pero solo cinco minutos después, de nuevo a balón parado, de nuevo desde un lateral, de nuevo la defensa metió en un jaleo al equipo con un penalti de Perea sobre Vivar Dorado. Baraja batió a Coupet y empinó un poco más el camino del Atlético que ni contra diez, ni con el rival metido atrás consiguió modificar su destino en la primera parte.
El gol tuvo un efecto altamente contraproducente para el Atlético, que quedó afectado por una extraña autocomplacencia. El Valladolid estaba con uno menos, Agüero estaba en el campo, en algún momento tendría que aparecer la solución y la presión que había empleado en los primeros minutos de la segunda mitad desapareció, y con ella cualquier tensión que pudiese provocar como poco el empate. El Valladolid no acusó el gol de Agüero, continuó firme en su idea, ya había ajustado sus líneas después de la expulsión el lo que tenía enfrente no resultaba una amenaza suficiente como para organizar esfuerzos mayores. Incluso tuvo ocasiones para ampliar la ventaja siempre sacando provecho de la fragilidad de la defensa del Atlético.
El final se fue acercando con una calma extraña porque el Atlético no sabía cómo reaccionar, porque la mente seguía puesta en el deseado debú en Champions y ni Agüero, ni Raúl García, ni De las Cuevas, que envió un balonazo al larguero, modificaron el resultado de un partido que se le había escapado en un inicio desastroso.
Agüero: "Reaccionamos demasiado tarde"
El zombie que se arrastraba la víspera en el entrenamiento del Atlético, víctima de la diferencia horaria entre Chile y España, le ganó ayer el puesto a Pablo Ibáñez en el centro de la defensa del Atlético. Aunque Javier Aguirre descartó a Perea nada más verle, el entrenador mejicano se desdijo y le dio carrete cuando su cerebro procesó que debía colocar al defenestrado defensa forjado en el Albacete al lado de Ujfalusi. El sustituto de Heitinga, lesionado, fue el zaguero de Antioquía. Las consecuencias fueron desastrosas en la zaga rojiblanca. "Dije que había que salir motivo desde que montamos en el AVE el día antes, pero el partido se nos puso mal enseguida", asumió Aguirre. Perea, todavía con los efectos del jet-lag, no se entendió con Coupet en el primer gol vallisoletano. El portero salió precipitado a por el balón y Vivar Dorado no tuvo más que poner el cuerpo. Apenas transcurridos dos minutos, el Valladolid ya cuestionaba el liderato del Atlético, que no gana en Pucela desde la temporada 1996-97.
Pese a que Medina Cantalejo expulsó a los 20 minutos a Pedro López por simular un penalti -era la segunda amarilla que veía-, y a que el propio Mendilibar siguió el camino a los vestuarios poco antes del descanso por protestar una decisión del árbitro, el Valladolid, con inferioridad numérica, no dio opción al Atlético. "Dos errores, dos goles", resumió Maniche. "Teníamos la obligación de ir a ganar y no creo que no hayamos podido contra diez, más bien no supimos marcar el segundo gol", explicó Aguirre, quien señaló que el virus FIFA no fue "ningún pretexto.
Y eso que Agüero le metió el miedo en el cuerpo al Valladolid. Apenas había saltado al campo por Assunção, cuando demostró por enésima vez por qué marca las diferencias en el Atlético. El Kun cazó un chut de Maniche y recortó distancias en vano. "Ellos entraron muy bien, qué se le va a hacer. Cuando quisimos reaccionar fue demasiado tarde", lamentó el punta argentino.
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