La generación de los guapos
Es raro que un grupo dublinés triunfe al mismo tiempo en su país y en el Reino Unido, desde donde se suele observar con mohín desdeñoso al irredento vecino occidental. Con The Script se ha obrado el milagro gracias a The man that can't be moved, una melodía tan pegadiza que sus autores tuvieron que interpretarla por partida doble en su presentación madrileña. En la canción, el chico se aposta en la esquina donde conoció a su chica y anuncia que no moverá un hueso hasta que la vuelva a ver. Ellas escuchan el estribillo y, claro, se derriten; y hasta puede que alguno de ellos también.
The Script, un trío con el refuerzo de un bajista para el directo, ha aprendido el oficio con los discos de U2, Del Amitri o The Police, a los que recuerdan mucho en Rusty halo. Pero quizás habrían pasado inadvertidos de no ser por el guaperas Donoghue, que pertenece a esa misma generación de cantantes apolíneos que ya integraban James Morrison, Jamie Scott o, perdón, James Blunt. En efecto, en estos tiempos de apoteosis audiovisual ayuda más un buen palmito que una buena voz, pero Dani resulta ser un tipo más talentoso (y menos blandurrio) de lo que cabría temer. Hace soul de ojos azules, tolerado para todos los públicos, pero su primer disco incluye tres o cuatro temas muy potables. Y en directo se despiden con una versión del Heroes de David Bowie, lo que les redime de otros pecados.
The Script
Dani Donoghue (voz, teclados), Glen Power (batería, coros), Tim Van der Kuil (guitarra, coros), Ben Sergeant (bajo). Discoteca Pachá. Madrid, 10 de septiembre. Lleno.
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