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Crítica:POP ROCK | Manolo García
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Vías de agua

Hasta la noche del viernes en el Fórum, todos los conciertos de Manolo García podían ser descritos de forma muy similar. Las claves eran la entrega del artista y su directa conexión con el ciudadano de a pie. El éxito de una fórmula que no por conocida menguaba su efectividad y la credibilidad de un modelo de artista propio de un superviviente que mira con razonable desconfianza el mundo del espectáculo y de la industria. El resultado eran conciertos triunfales. Hasta el pasado viernes.

En el parque del Fórum, por primera vez en muchos años, la fórmula no funcionó como antaño. Ésa fue la noticia, el cambio sobre lo visto históricamente en la carrera de Manolo.

Apegado a su guión, Manolo García realizó un concierto generoso aunque mal medido en términos de intensidad, dinámica de actuación y tensión, dando como resultado, algo insólito hasta la fecha, que la entrega del artista no resultara suficiente para cerrar las grietas de las canciones más anodinas.

Resultó perceptible paseando entre la multitud que el público perdió la concentración durante más de un tercio de la actuación, la que fue desde El loco de la calle hasta Saldremos a la lluvia, y que la parca dosificación de éxitos y el marcado acento en los temas del presente -que se intercalaron entre los clásicos dando lugar a un diente de sierra emocional- enfriaron a una multitud tradicionalmente rendida.

Un concepto de espectáculo sólo pintoresco, decididamente superable y escasamente imaginativo, poco ayudó a tapar las vías de agua de un concierto que pareció exigir a su protagonista un decidido cambio de guión. Y que conste que no es problema de medidas -Manolo García puede vérselas con multitudes con todas las garantías- ni de tecnología -entre las modernas pantallas de leads y colgar trapitos del escenario como hizo él se antojan muchas paradas intermedias-, ni de recinto.

El viernes, un público que a pesar de los pesares le otorga un enorme capital de entrega, miró para otra parte en muchos momentos del concierto. Algo pasó. Y no sólo ha sido el tiempo.

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