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Gran Premio de San Marino

Victoria de Bautista y trifulca en torno a Barberá

Oriol Puigdemont

Álvaro Bautista demostró que sigue siendo el piloto más listo de la parrilla del dos y medio. El piloto de Talavera de la Reina, campeón del mundo de 125cc en 2006, se apuntó su tercera victoria de la temporada tras medir la carrera con la precisión de un delineante. Otros, como Marco Simoncelli, pagaron muy caro su exceso de efervescencia y acabaron de bruces en el suelo, una circunstancia que le va de perlas al español, que, a falta de cinco citas para que el curso eche el cerrojo, en Valencia, vuelve a meterse en el sarao por la corona mundial.

Bautista debe la mitad de su triunfo a Héctor Barberá, que se enmarañó con todo aquél que se le cruzó por delante. Primero con Mattia Pasini (12ª vuelta), que acabó rodando por el suelo a toda velocidad tras un choque con el valenciano en un viraje abierto a la derecha. Barberá vio el hueco, metió el neumático y se tocó con el italiano, que salió despedido. Y después, con Simoncelli, al que volvió loco de tantas veces como se pasaron y repasaron y que también acabó hincando las rodillas (23ª vuelta).

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Terminada la carrera, en la que Barberá acabó tercero, Pasini y Simoncelli cargaron contra él. "La única palabra que se me ocurre es estúpido", vociferó Simoncelli, que, a pesar de la caída, domina la clasificación. "Por cosas mucho menos graves, ha habido sanciones", gruñó. Barberá se defendió atacando: "En cada maniobra intentaba jugar sucio conmigo. Si él compitiese con deportividad, yo haría lo mismo. Pero a veces hay que poner la raya y decir basta". La frase más dura la soltó Rossi: "Barberá no debe correr más. Me sabe mal porque es mi amigo, pero es un peligro para los demás".

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