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Columna
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Valencia street circuit

Pasaron las vacaciones. Los valencianos volvemos al tajo después de gozar -es un decir- del novedoso espectáculo de la Fórmula 1 y su recién inaugurado circuito: el VALENCIA street circuit. Naturalmente, y como era de esperar, ¡el mejor del mundo!, según nuestras primeras autoridades encabezadas por doña Rita Barberà, y el señor Francisco Camps. Un circuito urbano que ha sido construido en un tiempo récord.

Leo en el diario Las Provincias del pasado miércoles un artículo de Toni Clemente en el que dice lo siguiente. "Te traen la Fórmula 1 a Valencia y el negocio se lo hacen desde Castellón. Se construye un circuito en ocho meses y tardan diez para hacerme una prueba de esfuerzo de diez minutos para poder controlar mi pasada operación". Estoy con Toni Clemente. Mi médico de cabecera me entregó un volante, el pasado 5 de agosto, para que acudiese al Centro de Especialidades y me diesen hora para el especialista. Allí acudo y me dan la correspondiente cita ¡para el 11 de marzo de 2009! Para fallas, vamos. ¡Ocho meses de espera! Lo que tarda en construirse un street circuit.

El presidente Camps, se vanagloriaba de este récord diciendo que somos capaces de cosas increíbles. ¡Y tan increíbles! ¿Existe algo más increíble que nuestros gobernantes autonómicos, después de endeudarse hasta las cejas, no cesen de gastarse el dinero que no tienen en grandes "eventos" como el de la Fórmula 1, mientras Toni Clemente, un servidor de ustedes, y miles y miles de valencianos tengamos que esperar el tiempo que se tarda en construir una street circuit para ser atendidos por los servicios sanitarios de la Comunitat? "Somos la admiración del mundo entero", proclaman nuestros próceres mandatarios. ¡No me extraña! Y eso que el "mundo entero" no conoce la realidad, no saben que todos estos grandes "eventos" se llevan a cabo mediante la aportación de los contribuyentes valencianos que tenemos que soportar una atención sanitaria calamitosa. De saberlo, la admiración del mundo se duplicaría.

Y no hablemos de la educación. En el curso que ahora comienza, 25.000 alumnos deberán estudiar en 1.300 barracones. Los sindicatos, tanto UGT como el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament del País Valencià (Stepv-Iv), han denunciado esta situación y anuncian movilizaciones. Recuerdo que el presidente Camps, durante la campaña electoral de hace dos legislaturas, al referirse a la educación prometió que "iba a inaugurar un colegio cada semana". Y es que el señor Camps promete muchas cosas. A ese ritmo no debería existir, ya, ni un solo barracón. Pero por prometer que no quede.

Uno ya es viejo y no está para estos menesteres. Pero alguien -un joven estudiante de periodismo, por ejemplo- podría acudir a las hemerotecas para elaborar un Florilegio de frases célebres del presidente Camps. Frases en que prometía cosas y frases en las que se vanagloriaba de los eventos. Rastreando mi archivo por otras circunstancias me he encontrado con esta "perla". Abril de 2003. La ministra del PP, Pilar del Castillo, recuerda la obligatoriedad de las cuatro horas de enseñanza del castellano, según la Ley de Calidad. La respuesta del señor Camps, candidato a la presidencia de la Generalitat, fue la siguiente: "No daré un paso atrás en la defensa y proyección del valenciano porque el Consell tiene competencias absolutas, independientemente de leyes, directivas y decretos, nacionales europeos". ¡Ahí queda eso! Palabras, palabras, palabras. Vean cómo está hoy la defensa del valenciano que tanto prometía el señor Camps. Verborrea. Però de forment ni un gra.

fburguera@inves.es

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