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Reportaje:

Un lujo de utilitarios

El hotel Palace expone tres vehículos antiguos para celebrar su centenario

Madrid, agosto de 1908. Las amplias y adoquinadas avenidas de la ciudad son testigo de un ir y venir de vehículos de tracción animal y algún tranvía. A escasos metros del Museo del Prado, el solar del antiguo palacio del duque de Lerma (más tarde propiedad de los Medinaceli), que se convertirá en los próximos años en el hotel más grande de Europa: el Palace. El ruido de ese Madrid tan sólo se ve alterado por el que ha provocado algún esporádico vehículo autopropulsado, cuyo aspecto levanta estupor y curiosidad. Estamos asistiendo a los comienzos del mayor cambio que ha sufrido cualquier ordenación urbanística a lo largo del tiempo: el tráfico.

Agosto de 2008. Madrid es un ir y venir de todo tipo de automóviles que han desembocado en un ritmo frenético. Pero hoy tenemos la oportunidad de volver al pasado y recrearnos en una época que, para bien o para mal, ya ha quedado atrás. Frente a la fuente de Neptuno, en aquel mismo lugar donde antaño tan sólo existía un solar, tres exponentes imprescindibles en la historia de la automoción mundial, coetáneos del hotel Westin Palace, han querido iniciar un lento pero seguro camino que culminará el 12 de octubre de 2012, fecha del centenario de este emblemático hotel madrileño.

Gracias a la colaboración de Ángel Jove, fundador del Museo Jorge Jove y propietario de los automóviles estacionados bajo el elegante silencio de la cúpula del Palace, desde mañana y hasta el 13 de octubre se podrá disfrutar de lo que hoy se ha perdido al volante: la lentitud. Marc Lannoy, director general del Palace, destaca que "el camino al centenario nos irá acercando a piezas de incalculable valor, que han hecho historia y siguen siendo parte de la vida del hotel".

En estos tres ejemplares están resumidos 100 años de la historia de la automoción. Primero, el triciclo Benz de 1886, pieza única de incalculable valor y primer automóvil denominado como tal, cuyo combustible se adquiría en las farmacias, y con el que se alcanzaban unos impensables hasta entonces 16 kilómetros por hora.

También el Hispano Suiza 8/10 de 1915, deportivo de lujo cuya fabricación fue impulsada por el mismísimo Alfonso XIII, gran aficionado y accionista de la marca. Él fue quien la promocionó en círculos de la alta sociedad y lanzó a la fama Hispano Suiza como sinónimo de coches fiables y prestigiosos. Como dato anecdótico: los habitáculos de estos vehículos, fabricados por la firma Carroserie Parisien, tenían su sede en la calle de Ríos Rosas, y tenían forma de torpedo ligero.

Y cómo no, el Ford modelo T de 1919, calificado como el modelo del siglo, y primer automóvil de bajo coste fabricado en cadena de montaje en serie, conocido por ser "tan sencillo como un burro y útil como un par de zapatos". Entre 1903 y 1908 los ingenieros de Ford desarrollaron 19 coches diferentes. A cada uno se le asignó una letra del alfabeto, de la A a la S, aunque algunos modelos nunca se fabricaron totalmente. Henry Ford dijo de él: "Construimos un coche para la gran mayoría. Será suficientemente grande para la familia, pero con unos cuidados pequeños. Será construido con los mejores materiales, con los diseños más simples. Pero tendrá un precio tan bajo que cualquiera que tenga un salario podrá disfrutar de él con su familia en las benditas horas de placer en los grandes espacios de Dios".

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Henry Ford olvidó pronosticar que es al modelo T al que sin duda debemos los atascos actuales.

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