El Madrid atropella al Valencia
Impulsado por Robben, el equipo de Schuster destroza con sólo nueve jugadores a un adversario fantasmal
Con nueve jugadores, el Madrid atropelló al Valencia. Le dio tanto y tan fuerte que les costará a los de Emery olvidar lo de ayer. Dejó el Valencia que un Madrid vulgar hasta aburrir se levantara cuando peores noticias recibía y lo pagó caro. Con Robben liderando la avalancha, el equipo de Schuster resucitó en el momento más inesperado, cuando todo lo tenía en contra, y acabó firmando una remontada espectacular.
Nada ocurrió en los primeros compases, con el Madrid manejando el partido sin mayores problemas y el Valencia aguardando acontecimientos. Y como acontecimientos no había, pues se animó el Valencia, al que hasta entonces parecía no irle nada en el empeño. De forma descarada, tras arruinar pases hasta hartarse, el Madrid renunció al balón, con Guti a la cabeza. De golpe, el Valencia se vio tocando, aquí y allá, una, dos, hasta 30 veces. Como en la jugada del gol de Silva, al que le llegó el balón al borde del área tras hacerle sus compañeros y él un traje al Madrid, que no se enteró de nada. Y Silva, inspirado como anda, mandó la pelota abajo, al poste de un Casillas que se contagió de la abulia de sus colegas.
Llegó el turno de Iturralde, ese árbitro al que no le gusta aburrirse. Entró fuerte Van der Vaart a Mata, abajo, en una acción no intencionada, con el balón por medio. Podía ser expulsión aquello. O quedarse en una amarilla. Pero, si es Iturralde el que tiene que decidir, la condena siempre será la más grave. Tarjeta roja. Pero, antes de clamar contra el árbitro, el Bernabéu clamó contra el Madrid. Tiempo hacía que al equipo no se le veía tan fallón y tan poco comprometido como en la primera parte. La expulsión de Van der Vaart, sin embargo, le revivió. Porque el Valencia se asomó a la escena en el segundo acto encantado de haberse conocido, con el gol de Silva y el 3-2 de la ida en la mochila, un botín que, unido a que se enfrentaba a diez, le pareció suficiente. Así que el equipo de Emery dejó de presionar, optó por protegerse y se olvidó del balón. Y en éstas apareció Robben.
La mundial montó el holandés en cuanto se fue a la banda derecha, donde le hizo un nudo a Moretti que éste no olvidará. Con Robben enchufado, el equipo se sintió crecer. Sergio Ramos cazó de cabeza un balón en el segundo palo, lo mandó al contrario y allí apareció Van Nistelrooy, que golpeó también de cabeza. El brazo de Albiol evitó el gol. Marcó el penalti Van Nistelrooy y dio paso al recital de Robben. Acudía éste al centro del campo a recoger el balón y lo llevaba cosido al pie hasta la línea de fondo, con Moretti persiguiendo su sombra.
Estaba acelerado el Madrid y reducido a cenizas el Valencia cuando a Van Nistelrooy le pudo el ímpetu y entró con peligro a Baraja. Ya tenía una amarilla el holandés y vio la segunda. Con nueve se quedó el Madrid. Lástima para el Valencia que uno de esos nueve fuera Robben. Diarra cabeceó al larguero, el rebote dio a un defensa y Ramos empujó. A partir de ahí, se desató el Madrid. De la Red mandó a la escuadra el primer balón que tocó e Higuaí marcó tras un fallo de Alexis. Aquello era un escándalo, con el Madrid arrasando a su rival, y haciéndolo con sólo nueve jugadores, en una reacción prodigiosa, salvaje. De nada sirvió el gol de Morientes porque al Valencia acababa de pasarle por encima la marabunta vestida de blanco.
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