"Nosotros caminamos y los otros corren"

Santiago Esteva (Reus, Tarragona; 56 años) es el pionero más ilustre de la natación española de élite. Ganó el primer campeonato europeo en 1967 y en 1968, en México, se convirtió en el primer finalista español en unos Juegos. Ahora trabaja en La Caixa y mira su deporte con preocupación: "Cuando empiece la Liga, la natación acabará en un cajón y no sabremos nada de ella hasta dentro de cuatro años. Las condiciones para mejorar no existen".

Pregunta. ¿Cómo evalúa la participación española?

Respuesta. Floja, por no decir mala. Se deberían haber conseguido más récords de España. Esto ha desatado un malestar en la federación y las diferencias entre los entrenadores es patente. Los Campeonatos de Europa de Eindhoven, en marzo, fueron como los Europeos de 2004. Un espejo que no dejó ver la realidad. Se consiguieron resultados, pero allí no había rusos, ni británicos ni muchos buenos nadadores que no acudieron porque quisieron centrarse en los Juegos. La competición ha sido más dura que nunca y nosotros hemos caminado mientras otros corrían. Pekín ha puesto a la natación española en su lugar real.

"No hay debate porque en la federación son los mismos desde hace años"

P. ¿Cuántos nadadores hacen falta para competir con las potencias?

R. Estados Unidos y Australia están en un nivel inalcanzable porque cuentan con cientos de miles de federados. Sólo en Estados Unidos hay un millón de licencias. En nuestro país hay unos 20.000 seniors y no todos nadan en los Campeonatos de España. De esos 20.000 puede haber 100 con proyección. Son suficientes. El Reino Unido y Hungría se han metido entre las potencias con dos o tres nadadores de primer nivel. El primer objetivo de España debería ser formar un buen equipo de relevos. Con un nadador que destaque en las finales y otros dos de calidad, el cuarto integrante te viene dado. En Atenas nuestro relevo femenino de 4x200 quedó quinto. Ahora no nos hemos comido ni un rosco.

P. ¿Cómo se forma un grupo de élite?

R. A Coconi, el director técnico, no le hacen caso. Cada nadador va con su entrenador, unos en el CAR, los otros en una piscina donde hacen aquagym, y así. Si se entrenasen más juntos, si hiciesen más concentraciones, mejorarían. Falta competitividad en los entrenamientos. Y falta cooperación entre los técnicos. Hace 30 años, en España había tres o cuatro entrenadores con 20 nadadores. Intercambiaban opiniones, experiencias y, eventualmente, a los nadadores, que se iban con otro entrenador para variar la dinámica de trabajo. Ahora hay celos. Eso se transmite a los nadadores. No hay ambiente de equipo.

P. ¿Qué crítica haría de la preparación para los Juegos?

R. Los nadadores se deberían dividir en grupos de nivel, según una planificación a largo plazo. Unos deberían preparar unas competencias, y otros, otras, de acuerdo a su proyección. En Estados Unidos hay nadadores que compiten en los Juegos Panpacíficos, otros que van a los Mundiales de piscina corta, otros a los Panamericanos y otros a los Juegos. En España, los mismos nadadores que debían ponerse a punto para los Juegos han nadado en todos los campeonatos. Abarcamos demasiado y tengo la sensación de que, mientras todos pensaban en los Juegos, nosotros nos centramos en Eindhoven.

P. ¿Qué pueden mejorar los entrenadores?

R. Difícilmente encontraremos un entrenador de INEF que haga natación. La mayoría de los técnicos de natación han sido nadadores, monaguillos antes que frailes. Tal vez deberíamos ser más abiertos. Las generaciones nuevas de INEF son más dinámicas, más atentas a todo lo que pasa en otros países.

P. ¿La federación?

R. Hay un continuismo que no es bueno. Son los mismos desde hace años. En las elecciones, se establecen pactos de no agresión para formar listas y esto anula el debate de ideas. Si los dirigentes fueran profesionales, se comportarían de otro modo. Como no lo son, imponen el laisez faire, laisez paser (dejad hacer, dejad pasar)...