"Muchas ganas y poca cabeza"
Terminó el partido y los jugadores no podían escapar de una realidad: tenían su merecido, estaban fuera de la final. Entonces apareció Iker Romero, tan vehemente como de costumbre, para interpretar el cabreo. Dejó la pista insultándose a sí mismo, y al llegar a la altura de los periodistas españoles que les aguardaban, se paró. No hubo preguntas, sólo una reflexión: "Es la mayor cagada que hemos hecho en nuestra vida, no vamos a pillar otra oportunidad igual. Lo mismo de siempre. Hay que dar más caña...". Luego enfiló el vestuario, dejando una estela de improperios por el camino y un manotazo a un panel de la organización ante las narices de cuatro voluntarios.
"Es que tiene razón", convino Davis, para quien resultó determinante la frescura con la que jugaron los islandeses: "Han corrido y defendido bien. Nosotros no porque la gente está muerta de cansancio. Ellos empezaron como aviones y terminaron como aviones. El bronce esta ahí y lo sabemos, el que se recupere antes se lo lleva", dijo.
"Con 36 goles en contra es imposible pasar a una final de unos Juegos. Así no ganamos a Croacia", avisó Albert Rocas, tremendamente enfadado. Para el extremo catalán el problema es que este equipo no tiene equilibrio: "No sabemos poner freno para bien y para mal, o nos salimos o no damos ni una", zanjó. El capitán, Barrufet, asumió la falta de "contundencia", y Garabaya buscó más razones a la derrota. "Hay una diferencia entre querer jugar bien y jugar bien, y es ponerle cabeza, porque ganas y corazón le hemos puesto. Eso sí, muchas ganas y poca cabeza. Y si le pones ilusión pero no tienes ni acierto ni suerte siquiera, pasa esto. Ahora nos queda una oportunidad de coger medalla y vamos a ir a por ella, porque no hay más. Esta derrota nos la hemos merecido". Queda tiempo para reaccionar contra Croacia por el bronce.
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