_
_
_
_
_
Crítica:la lidia
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Morante de la Puebla se cura solo

Dos momentos de sumo interés se dieron durante la corrida de ayer. El primero y más puro vino de las muñecas de Morante de la Puebla. Ocurrió en su primer toro, segundo de la tarde. Morante mostró un toreo de esencias supremas. Surgía magia y encantamiento a través de la franela. Derechazos profundos, ligados, hondos. Eran gritos suaves. Los naturales parecía que llevaban dentro rosas rojas y pajaritos azules, como esos que llenan las canciones de los nidos. La faena derramaba dulcedumbre. Toreo de dulces muñecas. Toreo largo. Naturales de frente, pases de pecho inmensos. Esencias y ecos de cante grande.

Venían a la memoria Caracol, Chocolate, Camarón. Llegaban a la retina una suerte de toreo clásico trufado por una gracia duendística. Podíamos calificar aquellos minutos formidables como que el gran arte es lo instantáneo detenido para la eternidad. ¿Hay algo más que esencias toreras en Morante? Sí. Hay en él una manera de torear diferente a todos. Se sale de la ruta trillada de los pegapases. Puede decir él, como nadie, aquello que apuntaba Oscar Wilde: "Todos estamos en la cuneta, pero algunos miramos a las estrellas".

Núñez / Ponce, Morante, Castella

Toros de Núñez del Cuvillo: de juego desigual, justos de fuerza devueltos el quinto y el sexto que fueron toros de Manuel Santos.

Enrique Ponce: bajonazo -aviso- (ovación); -aviso antes de entrar a matar-, pinchazo, estocada -aviso- y dos descabellos (vuelta al ruedo).

Morante de la Puebla: -aviso antes de entrar a matar-, pinchazo, media estocada baja (gran ovación); gran estocada (leves aplausos).

Sebastián Catella: pinchazo y estocada corta desprendida (silencio); -aviso antes de entrar a matar-, pinchazo y bajonazo (aplauso).

Plaza de Toros de Vista Alegre. Bilbao, 21 de agosto. Sexta de feria. Lleno.

Ponce lo 'curó' dándole primeros pases suaves, para no quebrantarlo
El francés Sebastián Castella no está como cabía esperar en él

El segundo momento lo puso de relieve Enrique Ponce. Su segundo toro, cuarto de la tarde, demostró inequívocamente un inválido. Ponce lo curó dándole primeros pases suaves, para no quebrantarlo. A partir de ese momento construyó una buena faena con la mana derecha. Pases muy encadenados, ligados, con buenos remates por alto. Luego ensayó una tanda de naturales largos, pero sin ligazón. Y de pronto, bajó el diapasón, para demorarse en toques insulsos por allí y por allá, sin demasiado fundamento. Algo pasó por su mente. No percibimos que fuera un eco serio. El fuego encendido, lo apagó él mismo. Mas, de improviso, con otra serie por la mano derecha volvió a calentar la faena. También es verdad que a lo mejor se pasó de faena. Tal vez no midió bien los tiempos, él que sabe de toros como nadie.

Los otros complementos toreros de la corrida se alejaron mucho de esos dos momentos descritos. La faena de Ponce a su primero no aportó nada de excepción, salvo una serie enrabietada al ver que el público no se calentaba. También es para olvidar la faena de Morante al quinto, un toro basto, sin una gota de clase.

El francés Sebastián Castella, no está como cabía esperar en él. Lleva bastante tiempo fuera de sitio. En su primero contabilizó unos pases sin valor alguno. Prevaleció lo friolento. En su segundo dejó de manifiesto que sigue poseyendo valor; sin embargo, carece de los conocimientos elementales para ponerse delante de la cara de un toro. Se hizo palpable esto que decimos en el sexto de la corrida. El toro le avisó por tres veces que le iba a coger. A la tercera le mandó por los aires. Se levantó y el toro siguió buscándole. Le desarmó, además, en dos ocasiones. La voluntad que puso es de agradecer, más no es suficiente.

Como colofón a lo dicho arriba destaquemos la figura de Morante de la Puebla. Sus padecimientos psicológicos, por lo que según se dice está en tratamiento médico, ayer se pudo demostrar así mismo que cuando torea como los ángeles, tal la tarde del 21 de agosto, es su mejor y más curable farmacopea. Queden lejos de él los Freud y Jung, además de la famosa escuela lacaniana del psicoanálisis. Por si le valiera para algo se le recuerda que el vaso que tomamos ayer debido a su toreo se llenó de seda.

La aportación de Enrique Ponce a la feria de este año en Bilbao ha sido muy positiva. Se ha vuelto a dar esa excepcional simbiosis que él tiene con esta plaza. Él da todo lo que tiene de sí y el público responde con las ovaciones más fuertes que se pueden escuchar en el recinto de Vista Alegre. Son las ovaciones fabricadas por manos agradecidas que crean un sonido que suena como si fuera bronce contra bronce.

Sebastián Castella, con el sexto toro de la tarde.
Sebastián Castella, con el sexto toro de la tarde.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_