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miento más que hablo | el tiovivo

LA AGENDA DE MARIO

Hace unas semanas estuve invitado a tutiplén en el Festival de Música Independiente de Benicàssim. Me pagaron el viaje, un hotel confortable, la entrada al festival y me rieron las gracias. La razón era que formaba parte del jurado del festival internacional de cortometrajes, a pesar de que nadie ha demostrado que yo tenga criterio alguno.

-¡Hombre, Joaquín!, me encantó la parodia que nos hicisteis en vuestro programa Muchachada nui.

-Sí, a mí también me gustó casi tanto como a ella.

Esto fue lo que me dijeron Alaska y Mario Vaquerizo al encontrármelos cara a cara en la zona vip del festival, esto y que me sentara con ellos a tomar un refresco. Y fueron así de amables en vez de agarrarme por la pechera y pedirme explicaciones por las bromas como hubiera sido lo normal, pero es que Alaska y Mario no es que sean guay, sino guay, guay.

Y ahí estábamos los tres hablando de John Waters, de la cantante Merche y de Pitita Ridruejo cuando me di cuenta de que a Mario se le había caído el móvil al suelo. Iba a devolvérselo, lo juro, pero de repente me descubrí mirando su agenda de teléfonos. ¡Lo que tiene ahí metido ese muchacho es para mear y no echar gota!

Y entre tanto número me llamó la atención uno en particular que al momento memoricé, bueno, al momento tardé entre cinco y 10 minutos.

-¿Qué haces con mi teléfono, Joaquín?

-Ay, toma, es que se te había caído... ¿Me disculpáis un momento? Tengo que hacer una llamada.

¿A quién creéis que llamé, a mi mujer, a mi representante o al número que acababa de memorizar? ¡Bingo!

-Hola, soy Nacho Cano, ahora mismo no puedo hablar contigo porque estoy meditando, llámame luego que tendré limpio el karma.

Y el mensaje que yo le dejé fue el siguiente:

-Hola, Nacho. Soy Eneko y soy productor de teatro, me gustaría hablar contigo para un proyecto.

Bueno, y hasta aquí la parte de la anécdota protagonizada por Alaska y Mario. Ahora la segunda cuyo protagonista es el músico de Mecano.

Dos fines de semana después de mi llamada, Nacho y yo estábamos flotando en el mar subidos en un prodigio flotante de 35 metros de eslora.

-Y cuéntame, Eneko. ¿Para qué querías hablar conmigo?

-Pues mira. Resulta que quiero producir un musical basado en la historia de la niña vietnamita que fue encontrada viviendo en la selva hace aproximadamente un año...

-¡Un musical basado en Rochom Pngieng! Me encanta la idea, y ¿sabes una cosa? No sólo escribiré el libreto y dirigiré la obra, también quiero hacer el papel protagonista.

-¿El de la niña salvaje? Por mí fenomenal.

Después se interesó por la financiación del proyecto y puso como condición que pasado un año le dejara seguir pasando al teatro donde se representara la obra.

-Por el dinero no te preocupes. Soy beneficiario junto con mi hermano de una herencia familiar. De lo otro no sabría que decirte, lo tengo que mirar.

Quedamos para vernos después del verano, pero ayer le llamé para darle una noticia regulera.

-Hola, Nacho, siento decirte que no voy a poder seguir adelante con el proyecto; mi hermano no lo ve claro y necesito su autorización para el dinero.

-No te preocupes. Sé de lo que me hablas, los hermanos son así. De todas formas sigue persiguiendo tus sueños.

Por cierto, ¿sabéis como tenía guardado Mario el teléfono en la agenda? Nacho no coger.

Nacho Cano, visto por Joaquín Reyes.
Nacho Cano, visto por Joaquín Reyes.

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