La defensa catapulta a Pau Gasol
Exhibición ante Croacia de la gran estrella de España, que alcanza la segunda semifinal de su historia
Una tonelada de defensa y una buena dosis de Pau Gasol dinamitaron a la selección croata y permitieron que España atravesara el peaje de cuartos de final a toda pastilla. Cuando Pau Gasol dio por concluida su labor y fue relevado por Aíto a falta de un par de minutos, con el partido más que resuelto (72-49), se escucharon algunos aplausos. No muchos. La gente ya esperaba con ansia el siguiente encuentro entre Lituania y China. El juego de Gasol, como el de la selección española, fue de lujo, pero más sobrio y efectivo que espectacular. Gustó pero no conmovió al público chino que se reservaba para alentar a Yao Ming y sus compañeros en lo que resultó una misión imposible ante el que será el rival español en las semifinales, la Lituania de Jasikevicius. Eso sí, cuando el pívot español se fue al banco los croatas estaban para el arrastre y en la mesa de anotadores había un papel que ponía: Pau Gasol, 26 minutos, 20 puntos, 10 rebotes, tres tapones, seis faltas recibidas y dos asistencias. Para enmarcar.
Lo de Pau fue para enmarcar: 20 puntos, 10 rebotes y 3 tapones en 26 minutos
Aíto dio vuelo a Ricky, el base más especializado en asuntos defensivos
En semifinales espera un hueso duro de roer, la Lituania de Jasikevicius
España se desplegó con una diligencia defensiva fenomenal. Convirtió la pintura bajo su aro en una lata de sardinas. Los croatas daban vueltas y más vueltas sin encontrar una ranura para ganarse algún espacio. Sus tiros eran forzados. Cuando no se estrellaban contra algún cuerpo -tres faltas de ataque en los tres primeros minutos-, tenían una, dos o tres manos españolas en la mirilla. No veían aro. Imposible con una defensa tan activa. Parecía una plaga de mosquitos. Los croatas no encontraban oxígeno en el tiro largo. Un triple en todo el primer tiempo, cinco al final pero con un paupérrimo 26% de acierto desde esa distancia y un 38% en total. La reputación de su artillería por los suelos, muy viva la nostalgia de los Petrovic, Kukoc y compañía. Seis minutos y medio tardó Banic en anotar la primera canasta croata. Algo de razón tenía el público chino. Mucha salsa no había. El partido se decantó pronto y nunca dio la sensación de que pudiera deparar alguna emoción para el espectador neutral.
El equipo español, como tanto le gusta a Aíto, iba en plan máquina defensiva y rodó a buena velocidad en ataque. Para empezar, el técnico español dio cabida en el quinteto titular a Ricky Rubio. El más joven de sus tres bases es el más especializado en asuntos defensivos. Y en el puesto de cuatro situó a Garbajosa, también más fajador que Felipe Reyes. Una declaración de intenciones. Jasmin Repesa, el seleccionador de Croacia, tras haber transcurrido sólo un minuto y medio, ya relevó a su hombre más alto, Barac, dado el traje que le estaba haciendo Pau Gasol. Comparecieron Pkracin y más tarde Loncar, pero definitivamente nadie pudo parar a Gasol, más rápido, más ágil, en definitiva, con un par de palmos más de clase que cualquiera de los pívots croatas. Banic y Planinic fueron durante muchos momentos los únicos que dieron cierto tono a su equipo, fuera de foco, siempre a remolque, sin ganarse una sola posibilidad de discutirle algo realmente a Pau Gasol y compañía.
La mano de Felipe Reyes y la determinación de Marc Gasol ayudaron a marcar el terreno. Los bases y aleros españoles, entre los que Raúl López y Navarro han ido perdiendo cuota de protagonismo, recibieron muchas ayudas defensivas y, a su vez, secundaron el papel estelar de los pívots en ataque. El rebote era español, el ritmo de juego también. Croacia fue a remolque y desde que abrió boquete en el marcador, 12-1 nada más empezar, lo más que logró fue situarse a diez puntos, 51-41. Fue sólo un instante, el preludio de la última embestida española que llegó a poner 24 puntos (68-44) de por medio.
Cruzando los cuartos de final a velocidad supersónica, España se metió por segunda vez en su historia en las semifinales de unos Juegos Olímpicos. La anterior, en 1984, alcanzó la medalla de plata contra la entonces inalcanzable selección estadounidense de Michael Jordan y Patrick Ewing. Veinticuatro años después, el equipo español vuelve a aspirar a repetir aquel duelo y el que mantuvo en la primera fase en estos Juegos de Pekín, y del que salió tan malparado con la selección estadounidense, ahora, no se olvide, con casi todas sus figuras de la NBA. Pero antes, en las semifinales, tendrá un duro hueso que roer, la Lituania de Jasikevicius.
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