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Empieza el derribo de la colonia textil Sedó en Esparreguera

Los residentes seguirán en las viviendas reformadas y habrá nuevos pisos

Hace 28 años que la turbina hidráulica que abastecía de energía la fábrica textil de Antoni Sedó, en Esparreguera (Baix Llobregat), dejó de funcionar. El tiempo, sin embargo, no ha pasado en las viviendas de trabajadores de la fábrica. Allí siguen 120 habitantes, la mayoría ex empleados del recinto. En 1980, la marcha precipitada del jefe de la fábrica permitió a los vecinos de la colonia permanecer en sus viviendas, que resisten en condiciones precarias.

Fruto del acuerdo entre los vecinos, el Ayuntamiento de Esparreguera y el Incasòl, la Generalitat se comprometió en 2003 a renovar y ampliar el recinto, construido en 1846. Ayer, con el inicio del derribo de parte de la colonia, el sueño de las familias que viven en ella empezó a cumplirse: "Estamos muy satisfechos. Ver las máquinas por el pueblo nos hace mucha ilusión, vivíamos en unas condiciones muy malas", explica Juan Flores, presidente de la asociación de vecinos de la colonia Sedó.

Las máquinas empezaron a derribar los tres bloques más ruinosos de la colonia, donde sólo vivían cinco familias, realojadas a otros pisos del recinto y de Esparreguera. Tres bloques más que forman el núcleo residencial de la fábrica textil serán remozados, y se construirán nuevos edificios, respetando el aspecto original de la colonia. Habrá 229 viviendas nuevas (138 de protección oficial); 38 pisos serán para los habitantes que ya residen allí y los 191 restantes albergarán a nuevos vecinos. La iglesia de la colonia se convertirá en un edificio multiusos para actividades de la comunidad.

El cierre precipitado de la fábrica en 1980, lastrada por la crisis textil que azotó Cataluña a finales de los setenta, obligó a los trabajadores a buscar un nuevo empleo y autogestionarse para sobrevivir en sus casas: "No pagamos alquiler, pero todos los vecinos aportan desde entonces una cuota para pagar el agua y la luz", comenta Flores. Las obras de renovación de la colonia Sedó acabarán con esta situación: incluyen la normalización del abastecimiento de agua y luz, que llega al recinto de forma irregular. El Incasòl destinará 12 millones de euros para, en ocho años, devolver la vida a esta antigua colonia textil. Flores resume el sentimiento vecinal: "Es lo mejor que nos podía pasar".

Inicio de la demolición de la colonia Sedó.
Inicio de la demolición de la colonia Sedó.MARCEL·LÍ SÀENZ
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