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Crónica:PEKÍN 2008
Crónica
Texto informativo con interpretación

De Indurain a Nadal, más que medallas

La presencia del tenista español en Pekín, sea oro o plata mañana frente al chileno Fernando González, demuestra que para algunas estrellas no siempre prevalece el asunto monetario

José Sámano

Con la autoridad de un número uno, por ránking y autoestima, Rafa Nadal acudió ayer al rescate de España, estancada desde el pasado domingo con sólo dos medallas cuando hoy se cumple una semana de competición. Nadal le garantizó ayer la tercera al clasificarse para la final que mañana (a partir de las 10.00, hora peninsular española) disputará ante el chileno Fernando González, enfatiza que en algunas grandes estrellas no siempre prevalece el asunto monetario, que en un deporte de solistas hay quien se suma a la coral. De las grandes figuras sólo André Agassi tiene la antorcha (1996). El tenis, tan profesionalizado, no tiene calado olímpico -se estrenó en Seúl 88- y son muchos los que se han arrimado con desdén a China en tránsito hacia Nueva York, donde el día 25, un día después de la clausura de los Juegos, comienza el Open de Estados Unidos, una estación del Grand Slam. Frente a quienes han volado hacia su mundo habitual de hoteles de megaestrellas, púrpura y premios millonarios, el español, un icono universal, decidió convivir con todo el pelotón de deportistas en la Villa Olímpica, donde el dinero no es necesario, sino que simplemente hay que tener la voluntad de estar en ella. Ahí concilian deportistas que durante cuatro años se entrenan a destajo en el anonimato, para quienes los Juegos son su nirvana particular, su momento de éxtasis o su jubilación prematura por pérdida de alguna beca.

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La medalla del tenista manacorense, que al final suma al colectivo tanto como la de un esgrimista, evoca de alguna forma al oro conseguido por Miguel Indurain en Atlanta 96. En el mundo ciclista también hay muchas otras vías de cotizarse mejor, los Juegos no consagran. Indurain ya lo estaba, como Nadal ahora, pero aceptó el reto con valentía un mes después de que Bjarne Riis le desterrara aquel año del Tour. El navarro corría el riesgo de que un fracaso anticipara su declive; Nadal, que ha tenido que jugar de madrugada sus dos últimos partidos -ante el ruso Andreev acabó el jueves a la una de la madrugada y ayer ante Djokovic muy pasada la medianoche-, llegará más exhausto que sus adversarios a la cita neoyorkina. El espíritu olímpico ha podido con los dos. Un lujo para el deporte español, que tendrá en otras dos tenistas, Anabel Medina y Virginia Ruano, una doble posibilidad de medalla tras clasificarse ayer para las semifinales del torneo de dobles.

Al contrario que en el tenis o el ciclismo, los héroes de la natación y el atletismo surgen de Olimpia. El último, ya canonizado de por vida, Michael Phelps, se colgó ayer en los 200 estilos su sexta medalla de oro, la 12ª si se suman las de Atenas, la 14ª si se añaden los dos bronces de los Juegos griegos. Le faltan dos pruebas para el gran bingo de la historia olímpica: igualar o superar los siete triunfos de Mark Spitz en Múnich 72. Esta madrugada habrá nadado los 100 metros mariposa -su reto más complicado- y mañana se despedirá en los 4x100 estilos -con Estados Unidos como indiscutible favorito.

El atletismo investirá hoy (16.30 hora española) a su principal referente, al hombre más veloz del planeta. El actual recordman mundial de los 100 metros, Usain Bolt, su predecesor, Asafa Powell, y el último campeón del mundo, Tyson Gay, se medirán hoy en el imponente Nido de Pekín. De ellos se espera algo más que nueve segundos largos de gran espectáculo, que devuelvan la pureza a una prueba manchada por las mentiras de Ben Johnson, Linford Christie, Mo Green, Tim Montgomery, Justin Gatlin y otros cuantos. En un día de grandes emociones, entre Phelps y los velocistas del tartán, Paquillo Fernández, la gran baza del atletismo español junto a Marta Domínguez -firme y muy segura en su clasificación ayer en los 3.000 obstáculos-, habrá marchado sobre las calles de la capital china. Como broche, España, con sus emigrantes NBA al frente, ante una selección de la NBA (16.15).

Nadal devuelve la pelota de revés durante su enfrentamiento con Djokovic.
Nadal devuelve la pelota de revés durante su enfrentamiento con Djokovic.EFE

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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