¿DE QUÉ SE ESCONDEN LAS ESTRELLAS DEL POP?
PREGUNTA. ¿Crees que podrías trabajar alguna vez sin Rex o Rex sin ti?
RESPUESTA. Shhhh... Rex está en el cuarto. No, de momento. El equilibrio es bueno ahora mismo. Él se encarga del espíritu de la música y yo de hacer el trabajo.
El que contesta —por escrito— es un tipo que pincha, remezcla y graba discos. Nadie sabe cómo se llama, y forma dúo artístico con una mascota virtual. Funcionan bajo el nombre de Rex The Dog y, por supuesto, el perro es la estrella. Ya sea como animación 3D, marioneta o simple dibujo, Rex es el amo.
Dedicarse a la música pop y eludir el protagonismo no parece muy coherente. Hoy, cuando todo el mundo quiere ser famoso y lo tiene mucho más fácil gracias a los medios de comunicación, llaman la atención artistas que quieren pasar inadvertidos. El fiel compañero de Rex no es el único. La música de baile conoce casos similares. El francés Mr Oizo era representado en sus clips por una marioneta de trapo llamada Flat Eric. El colectivo Underground Resistance usa esa marca como escudo para que diversos artistas graben maxis de baile. Y por encima de todo, Daft Punk, que esconden sus rostros mientras venden millones de discos.
La satisfacción de hacer lo que quieres o de ver cumplidos tus sueños creativos puede resultar contraproducente para el creador. Mejor que dar la cara, buscarse un amigo imaginario, como Rex, y materializarlo. O esconderse. Por timidez, rebeldía o, simplemente, porque yo lo valgo. Como los Residents: cuatro décadas de música experimental enmascarados dentro de enormes globos oculares. El periodista Félix Suárez, uno de sus más dedicados seguidores, da su versión: "En realidad, es difícil imaginarse la música de sus primeros discos hecha por humanos. El anonimato les permite no tener que complacer a nadie más que a ellos. Su música jamás ha buscado llegar a la masa. Sin embargo, el misterio, por muy artístico que sea, termina como potente reclamo publicitario".
Volvamos a Daft Punk. Bajo cascos de ciencia-ficción, el dúo francés deja que sea su música la que brille. Su anonimato ha llegado a generar leyendas urbanas, como la de dos tipos que paseaban por las playas de Ibiza con cascos esperando que les tomaran por el dúo francés y así recibir tratamiento de estrellas. "Nunca les he visto la cara", cuenta Juana Romero, directora de marketing de Capitol Music-Emi, su discográfica española. "Su fuerte es el directo, un espectáculo colorista y vital coronado por ese misterio: ¿Quiénes son los dos personajes que están en el escenario? Sobre ellos se rumoreaba que la música la hacía el dúo y que del directo se encargaban dos extras. Lo cual me parece genial teniendo en cuenta el caché que tienen". Gorillaz, la banda tras la cual operan músicos y artistas al mando de Damon Albarn, está representada por cuatro personajes virtuales. Demon days, su segundo álbum, vendió seis millones de copias en todo el mundo. Romero se ocupó del marketing en España. "Trabajábamos con los cuatro personajes igual que si fueran artistas de carne y hueso. Todo el mundo quería entrevistas con Damon Albarn, lo cual era imposible. Quizá eso nos hizo perder exposición mediática, pero la inaccesibilidad a los músicos reales era parte del encanto del proyecto".
El directo no es el medio más recomendable si lo que quieres es estar en tu casa, tranquilo, escribiendo canciones sin que el vecino sepa quién eres y ajeno al estrés que supone andar tocando de ciudad en ciudad. El grupo donostiarra Le Mans apenas actuó en toda su historia, lo cual no les impidió convertirse en nombre de culto. "Vivíamos cada uno en una ciudad y ensayábamos poco, así que actuar era un reto. A raíz de aquello le tomé manía al directo", cuenta Ibon Errazquin, que hoy acompaña a otra ex de Le Mans, Teresa Iturrioz, en Single. Gracias a eso ha vencido su aversión a los escenarios. "Al principio sólo iba a dirigir los ensayos, pero al final me animé y estoy disfrutando mucho. Ahora el directo es casi lo que más me gusta. Cuando sale bien es una experiencia trascendente. Menos mal que me he dado cuenta a tiempo".
El anonimato también ofrece refugio para aquellos que tienen ganas de plasmar sus ideas, pero no están por la labor de dar la cara por ellas. Claro que si eso lo haces en España, es muy probable que a la larga tengas que dar muchas más explicaciones. Le ocurrió a Guille Milkyway, músico, compositor y productor del grupo La Casa Azul. Hasta hace poco se limitaba a crear e interpretar las canciones. Un grupo de modelos daba vida al grupo. "Siempre me ha gustado ese tipo de bandas", cuenta Guille, "de principios de los sesenta, que nunca sabremos si existieron o no y que hacían bubblegum o psicodelia suave, grupos perfectos con unos músicos detrás fabricando el disco. Siempre he entendido que la implicación personal del artista empieza y termina en su obra". En La Casa Azul, los extras eran los protagonistas, y Guille, el cerebro. Hasta que salió La revolución sexual, su último disco, y comenzaron los conciertos: Guille parapetado tras su teclado y el grupo acompañándole con imágenes proyectadas en pantallas. "Esa supuesta comodidad se vuelve en tu contra cuando tienes que estar todo el rato justificándote por permanecer al margen. Y cuando todo el interés recae en "los que salen en los vídeos y las portadas" o si tu grupo es real o no, te das cuenta de que las cosas no son como deseas".
El rapero MF Doom lleva máscara (igual que el Dr. Doom de Marvel, en quien se inspira) como protesta ante la preponderancia del ego en el hip-hop. De momento le funciona, pero mantener separada a la persona de la obra no es fácil. Como ha ocurrido con Burial. Hasta hace poco apenas alguien sabía quién era el creador de un dubstep tan siniestro como su nombre (Entierro). No se hacía fotos, no daba entrevistas. Su nominación el mes pasado a los premios Mercury 2008 le ha llevado a revelar su identidad. "Últimamente se he especulado mucho sobre quién soy. Eso era lo de menos, porque buscaba que se hablara de las canciones. Durante el último año el tema de la identidad ha cobrado protagonismo, así que ya no me interesa".
"La verdad", explica en su e-mail la parte humana de Rex The Dog, "es que más que un deseo de ser anónimo hay una necesidad de presentar un mundo muy particular con nuestra música. Las animaciones y los dibujos son mucho más representativos de lo que hacemos que una foto mía con gafas de sol. Yo no tengo ningún interés. Me preocupo de que esté todo bien. Y conduzco el coche. El día que dejé que lo hiciera Rex fue desastroso".
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CADA LOCO CON SU TEMA
Hay tantas razones para ocultarse como artistas que se esconden. Aquí van cinco casos extremadamente curiosos.
SCOTT WALKER: YO AHÍ NO SUBO
Además de tardar entre 10 y 15 años en grabar un disco, el estadounidense lleva décadas sin pisar un escenario. Alega miedo escénico. Ha anunciado que su música se podrá escuchar en conciertos... tocará su banda con vocalistas invitados y una orquesta. Él se encargará del "diseño de sonido". Pero lo de salir a cantar, ni en sueños.
GARTH BROOKS: QUIERO SER OTRO
Era el rey del country en Estados Unidos en los noventa. Pero ambicionaba más. Lo intentó con el béisbol y fracasó. Entonces decidió hacerse actor. Tal fue su empeño en conseguir el papel de Chris Gaines, una estrella de rock, que acabó convirtiéndose en él, grabando un disco con su nombre y contando una historia ficticia a los medios. Cuando se supo que Gaines era Brooks en realidad, el disco dejó de venderse.
FOXBORO HOT TUBS: FUERA PRESIÓN
Hace unos meses, en Estados Unidos docenas de bloggers se hacían una pregunta: ¿quién narices son Foxboro Hot Tubs? Un grupo completamente desconocido que hacía un garage-rock estupendo. Pero la voz del cantante sonaba familiar. En realidad son Green Day acompañados de dos técnicos pasándoselo en grande, haciendo música sin tener que preocuparse por la imagen, las ventas o el marketing.
SONNY J: NO SIN MI CASCO
En el mundo de la electrónica mejor que nadie sepa que eres el responsable de tal o cual tema. El último ejemplo es el británico Sonnington James III, que se promociona vestido de buzo o astronauta, el caso es ponerse casco. Grabó una versión de los Jackson 5, se hizo popular en Internet gracias a un clip de un espontáneo que circuló por el método viral. Especialista en versiones dance de temas de los setenta, acaba de sacar su primer álbum, Disastro.
BUCKETHEAD: DOBLE PERSONALIDAD.
Dice su biografía que se crió entre gallinas y que un buen día decidió cambiar de identidad para tocar la guitarra. Se cubrió el rostro con la careta del asesino de Halloween y un recipiente del Kentucky Fried Chicken a modo de casco. Todo el mundo sabe que se llama Brian Carroll, pero sólo un fotógrafo ha conseguido fotografiar su rostro. Ha tocado para Iggy Pop, Guns N' Roses o Les Claypool, ha grabado discos en solitario y, cómo no, tiene perfil en frikipedia.es.
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