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Entrevista:Coleccionista de... objetos sobre el fútbol

"Me habitué a sufrir con el Barça de niño"

Manel Mayoral, coleccionista profesional, reúne piezas sobre su pasión, el fútbol

Josep Sunyol presidía el Barça cuando fue fusilado por las tropas franquistas en 1936. Poco antes, él y Lluís Companys, presidente de la Generalitat, que sería fusilado por el régimen franquista, se habían fotografiado apoyados en la barandilla que presidía el antiguo campo del Barcelona, en Les Corts. Esa barandilla ha sido restaurada y será la estrella de la exposición Vic-Champions, dedicada a objetos del mundo del fútbol, que se presentará en la Feria de Antigüedades de Vic a partir de mañana sábado. Ahora espera en un almacén junto a cosas tan diversas como un cuadro de Miquel Barceló, un jukebox empotrado en el maletero de un coche y una figura de Ronaldinho, vestido aún de azul y grana.

Para Mayoral, el secreto de un buen coleccionista está en "explicar poco y convencer mucho"

Son algunos de los objetos reunidos por el responsable de la exposición, Manel Mayoral, nacido hace 64 años en Verdú (Urgell). Tiene la suerte y el mérito de haber convertido su primera pasión, el coleccionismo, en su profesión: dirige una galería de arte en Barcelona. Y de haber unido su otra pasión, el fútbol, con la primera: en 30 años ha reunido unos 5.000 objetos en una de las colecciones futboleras más grandes de Europa. Las piezas más antiguas son de alrededor de 1910, y las más nuevas, con alguna excepción, de la década de 1970. Todas dejan claro que el campo que abarca este deporte va mucho más allá del terreno de juego. Hay botas, camisetas firmadas, pitos de árbitro, pero también carteles, juguetes, portacartas, botellas de vino... Está, por ejemplo, el diploma de seleccionador nacional de Domingo Balmanya, un cartel modernista de 1924 conmemorativo del 25 aniversario del Barça y un pendón con el que el Manchester United homenajeó a los jugadores de su equipo que murieron en un accidente aéreo en 1957.

Es difícil destacar la pieza más original, pero Mayoral habla con especial cariño de algunas, como un futbolín que compró en un pueblo inglés. Después de lograr cerrar un trato para comprarlo, pasó la noche en casa de los vendedores y se quiso llevar el juego a la habitación. Los antiguos dueños pusieron cara rara. "Quería poder verla si me despertaba en medio de la noche", explica. Otra pieza que pudo adquirir sólo tras una ardua negociación es una gran pelota dorada del Mundial de Francia de 1998. "Un buen coleccionista ha de explicar poco y convencer mucho", asegura junto a ella.

Ya sentía de niño esta pasión por el fútbol, que le ha llevado a llenar un amplio piso del Eixample, además del Museo del Juguete que él fundó y abrió en su pueblo natal en 2004 y que el mes pasado recibió un premio de la Diputación de Lleida. El que hoy se declara "culé 100%" cuenta cómo se habituó "a sufrir con el Barça" durante las tardes de domingo de su infancia. Se alegró con la victoria contra el mítico equipo inglés Wolverhampton en los cuartos de final de la Copa de Europa (antigua Champions) en 1960 y le entristeció la marcha del club del entrenador que firmó esa victoria, Helenio Herrera. Mayoral narra cómo seguía estas gestas, con su padre, por la radio del café del sindicato agrario de Verdú.

A Barcelona le trajo su otra pasión, el coleccionismo. Fue en 1986 cuando Samaranch, entonces presidente del COI, anunció que los Juegos Olímpicos de 1992 se celebrarían allí. "Iba conduciendo por el paseo de Gràcia cuando me enteré y enseguida pensé que tenía que venir a vivir a la ciudad". "Tuve que desenvolverme en un ambiente muy competitivo", dice. Y lo supo hacer, como antes había sabido transformar su oficio de chamarilero, con el que se había instalado en Tarragona con 35 años, en el de coleccionista. La clave fue observar a comerciantes extranjeros que llegaban al país y se interesaban por trastos que sus habitantes ya no querían. "Estas cosas cotidianas que ahora despreciamos se agotarán, y lo que ahora cuesta 10 pesetas acabará valiendo 10.000", pensó. Mayoral no valora sólo el precio de sus objetos, ni concuerda con el perfil del coleccionista que disfruta en privado de sus piezas. Sobre todo, le gusta compartirlas. Por ejemplo, con el libro La gran colección de fútbol (www.coleccionfutbol.com), una especie de catálogo de la colección a todo color en el que comentan los objetos, entre otros, Johann Cruyff, Andoni Zubizarreta y Lluís Bassat. Y con el museo de Verdú, que ofrece una veintena de exposiciones temporales que pueden alquilar entidades como centros de cultura y Ayuntamientos. Entre las exposiciones, hay una sobre mitos del fútbol como Pelé, Di Stéfano, Kubala y Beckenbauer, otra sobre futbolines y una que trata la relación entre el fútbol y el cine.

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Los datos

- 5.000 piezas que muestran facetas variadísimas del deporte rey.

- La Feria de Antigüedades de Vic reunirá algunos objetos.

- El Museo del Juguete de Verdú exp0ne otra parte de la colección.

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