Las constructoras cimentan el alza del Ibex

El Ibex rompió ayer el techo que se había autoimpuesto desde comienzos de julio: los 12.000 puntos. El avance se cimentó en el gran empuje de las constructoras, que durante buena parte del año había socavado la evolución del índice selectivo español. La banca, otro sector que ha lastrado a los mercados en 2008, también puso de su parte en el salto que sacó al Ibex del margen (entre los 11.000 y los 12.000) en el que ha estado atrapado más de un mes.

Al frente de las subidas en el índice español estuvieron Ferrovial y Cintra. El grupo de la familia Del Pino recoge los beneficios de una posible segregación de los activos de su filial aeroportuaria, BAA, y la predisposición de Ryanair para comprar el aeropuerto londinense de Stansted. En el lado de las pérdidas, sólo hubo que contar a dos damnificados: Técnicas Reunidas y Grifols, dos valores que durante la primera parte del año habían actuado de refugio.

La jornada tuvo color verde casi desde el primer momento del día, si bien las ganancias fueron in crescendo conforme transcurría la sesión. De hecho, el máximo intradía, de 12.047,7 puntos, coincidió con el cierre, lo que supone un avance del 2,10%. Y eso en un día en que los inversores estuvieron más pendientes de las vacaciones que de la Bolsa. La negociación en el conjunto del mercado superó a duras penas los 3.000 millones de euros, y en el abierto no llegó a los 2.000 millones.

Los progresivos pasos adelante se sustentaron en la continuada bajada del petróleo. La fortaleza del dólar y los augurios de menor actividad económica acabaron por imponerse a la incertidumbre geopolítica de la guerra en Georgia. Así, el barril brent, la referencia en Europa, se pagaba a media tarde a unos 111 dólares la unidad pese a un leve repunte inicial.

El salto del Ibex 35 estuvo escoltado por el resto de mercados europeos, aunque no con el impulso español. Ni uno solo de los tres grandes parqués continentales (Londres, París y Francfort) superó unas ganancias del 1%.

Entretanto, Nueva York, que comenzó de forma titubeante la sesión por la rebaja de la deuda de las dos grandes hipotecarias tras sus decepcionantes resultados de la semana pasada, continuó apostando por las compras.