Sacas con sospecha y voto al Gobierno
En la precampaña de las autonómicas gallegas de 2005, el PP solicitó a la Junta Electoral Central que varios policías custodiasen en Barajas las sacas con votos de la emigración. La petición formal fue desestimada pero sirvió de aval a las sospechas sobre manipulación de papeletas que los partidos, generalmente desde la oposición, vierten en vísperas electorales. El pasado del entonces vicepresidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo como responsable de Correos alimentó todo tipo de suspicacias. También por aquella época un concejal del BNG en Pontevedra denunció que a su partido le habían ofrecido papeletas de Argentina a un módico precio. Y es habitual que el día de la votación lleguen papeletas a la urna con notas manuscritas de familiares anunciando la defunción del potencial votante.
En 2005, Galicia esperó ocho días para conocer el relevo de Fraga hasta que se computaron todos los votos emigrantes. Las próximas elecciones, con un censo de 324.388 residentes ausentes, el 14,1% del padrón, también prometen suspense. La fontanería de los partidos calcula que las papeletas de la diáspora podrían condicionar hasta dos escaños en unas elecciones ajustadas.
También en Canarias las sospechas se disparan en cada elección, como denuncia con frecuencia el líder de los socialistas canarios, Juan Fernando López Aguilar. Con cierta teatralidad, dice qué cuando se abren las sacas procedentes de Venezuela "todas las papeletas son para Coalición Canaria".
Ahora bien, sospechas sí, pruebas de irregularidad ninguna. Sí se confirma, elección tras elección, que los emigrantes votan al partido que gobierna. En 2004, el PP perdió las elecciones pero ganó en el voto exterior con un 65% de los sufragios. En 2008, ganó el PSOE con el mismo porcentaje y 120.000 votos más que el PP.
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