VERANO AZUL, SANGRE Y ARENA
Un chaval, en cierto foro de Internet, cuenta que este verano perderá la virginidad, y pide a los foreros que lo aconsejen sobre algunos asuntos profilácticos. Asusta un poco que un adolescente planee la pérdida de su castidad como planea sus vacaciones. Y además que para él sean exactamente lo mismo: ha adquirido el billete a ese lugar soñado con anticipación, tiene un(a) seguro(a) compañero(a) de viaje y en este mismo momento se encuentra apertrechándose de guías, mapas y rutas para, oh, paradoja, perderse.
A diferencia de la generación de Verano azul que tuvo que tragarse la serie completa para darse cuenta en el último capítulo de que nunca verían follar a los protagonistas, los nuevos Panchos, Beas y Javis se toman muy en serio eso de "hacer el verano" y dejan poco a la improvisación. El despertar sexual resulta que es un madrugón. En una miniencuesta relámpago descubrí que el 80% de mis conocidos había tenido su primera vez durante la temporada estival. Nosotros éramos de esos que fantaseaban con el chulo-piscinas y con la blonda patinadora del pueblo, pero no le hacíamos ascos al revolcón efectivo sobre el coche destrozado de un primo lejano. Teníamos demasiado tiempo libre y el azar era un potente afrodisíaco, la primera vez que nos miramos desnudos no fue a través de una webcam. Hoy, esos mismos chicos que aprovechábamos aquel verano para quitarnos de encima esa fea cosa -que nadie sabe si existe, pero de la que todo el mundo habla- llamada virginidad, aprovecharemos éste para enseñarles a nuestros hijos a hacer pipí en el váter. Por eso mismo, te aliento a que asumas sin culpa ese saludo de bienvenida al verano -con su sabor a cloro y sus fogatas perversas-, y esas entrañables despedidas del ayer que son las de siempre: adiós (y hasta pronto) a los libros, adiós a matarte a pajas, adiós al escaso margen de maniobra que tiene uno con gorro y escarpines, adiós a ser la única de tu pandilla que no sabe lo que es un orgasmo (aunque ya lo hayas mirado en Google). Ya estás listo para el ritual de paso, lleno de acné pero también de ilusión. Y una vez cerrado (o abierto) el tema, ya estarás también listo para que te den el coñazo otra vez con lo de la primera vez: tu primer trío, tu primer sexo lésbico, tu primer bukake. Menos mal que todavía te quedan algunos veranos para tantas primeras veces. En momentos en que está por estrenarse una versión porno de la serie Verano azul, alguna niña o niño está planeando escrupulosamente la forma en que perderá la virginidad y lo está contando ahora mismo en su blog, como el joven asesino de Tokio. Padres de familia, naveguen en el mar.
Gabriela Wiener es autora del libro Sexografías (Melusina).
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