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Entrevista:JOSE ANTONIO ECHENIQUE | Director de la Quincena Musical de San Sebastián

"Es hora de pensar en el relevo y tratar de atraer nuevos melómanos"

José Antonio Echenique (México D.F., 1951, aunque de origen navarro) lleva tres décadas al frente de la Quincena Musical, a la que llegó muy joven, en plena transición democrática. Antes de ceder el testigo, planea abordar otro tránsito para conseguir que este veterano festival, que el próximo año celebra su 70 edición, conecte con la nueva generación musical y los gustos y necesidades de la sociedad actual.

Pregunta. Acaba de anunciar su despedida de la Quincena, afirmando que se encuentra en el primer acto de los cuatro que tiene la sinfonía Los Adioses de Haydn. ¿Podría explicarnos algo más de su decisión?

Respuesta. Después de tres décadas, siento respeto y vértigo ante la responsabilidad de mantener la trayectoria de la Quincena, que nos exige responder al reto de adaptarnos a la realidad social de este siglo. Y siento aún más respeto al ser consciente de que en el campo de la música clásica, los coordinadores seguimos funcionando con esquemas del XIX más que del XXI. Por eso creo que llega el momento del relevo, de hacer una transición, que a mí me gustaría que llegara hasta el 2010, para que entre un equipo joven y conocedor de la sociedad actual así como de los cánones de la música con mayúsculas, para que adapte la programación y despierte la curiosidad entre los nuevos públicos.

"La Quincena va a intensificar sus relaciones con Burdeos y Toulouse" "Por respeto al público, y por higiene mental, hay que cambiar"

P. ¿Y qué le han dicho las instituciones tras el anuncio de este primer acto?

R. Quieren que siga, pero ya les he dicho que, por respeto al festival, al público, y por higiene mental, hay que cambiar. Mi idea es buscar a dos personas y que las instituciones decidan la manera de seguir. Lo importante es comenzar a buscar y que quienes decidan estén abiertos a designar a un buen profesional, con conocimiento de la música, experiencia e imaginación para hacer buenas programaciones que lleguen a toda la sociedad. No debemos caer en contratar a una persona con sentido común pero que no sea profesional.

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P. ¿Le preocupa el público, su renovación y cómo atraer a las nuevas generaciones?

R. El envejecimiento del público es un problema general de la música clásica, que siempre ha tenido un público bastante mayor y conservador. Pero ahora hay orquestas y programaciones todo el año; por lo tanto, los festivales tienen que adaptarse a esta realidad y despertar la curiosidad tanto de la gente de edad como de la joven sabiendo responder a sus intereses. El crear melómanos es una labor pedagógica que no corresponde a la Quincena, pero sí el conectar ellos y todo lo que les interesa. Para eso hace falta también renovar la forma de comunicación.

P. Se queja de que el gusto del público está demasiado anquilosado y es arriesgado introducir una programación más vanguardista.

R. La Quincena es, entre los del Estado, el festival que más se autofinancia por taquilla, y los programadores estamos más hipotecados a los gustos del público. Pero estamos lejos del lenguaje artístico contemporáneo, somos muy comodones. Al releer ahora el Quosque Tandem de Oteiza, a quien recordamos en su centenario con varios conciertos, me impresiona la admiración que siente por Stockhausen que murió en 1907, Ravel, Stravinsky o el Padre Donostia. Incluso el maridaje que hace del sonido de las campanas con el de la txalaparta, la melodía de los bertsolaris o del txistu para pasar a hablar de Stockhausen, de John Cage, Luis de Pablo o el mismo Stravinsky. Sus reflexiones son muy interesantes si las situamos en el momento actual.

P. La Quincena cumple 70 años el año que viene; una historia muy larga que obliga a innovarse y mantener la calidad.

R. Precisamente, esa edición la vamos a dedicar a la época dorada y privilegiada que vivió el eje San Sebastián-Biarritz entre 1900 y 1936. Fue una época intensísima, que vivimos en la vanguardia de lo que se hacía en el mundo, con una actividad incesante y la presencia de figuras de primer orden internacional, que vamos a recordar.

P. Francia está aquí al lado. ¿Hasta qué punto ha cultivado la Quincena esta vecindad?

R. Tenemos la idea de acentuar las relaciones con Francia, en concreto con Burdeos y Toulouse, con las que San Sebastián forma un triángulo clave. Sus responsables están deseosos de colaborar, porque encuentran aquí unos equipamientos que no tienen. El Kursaal es un auditorio que, desde el punto de vista acústico, enloquece a los que vienen.

P. ¿En qué se va a concretar?

R. Este año viene por vez primera la Orquesta de Toulouse y estamos cerrando proyectos con ella para el 2010. Queremos también hacer una publicidad conjunta entre las tres ciudades para intercambiar público. Y no sólo con la Sinfónica de Toulouse, sino con la Opera de esa ciudad, que trae este año Carmen, su producción operística. Con Burdeos, que estrenará dentro de dos años un auditorio nuevo, estamos trabajando ahora mismo el proyecto de hacer la tetralogía de Wagner en cuatro años entre las dos ciudades.

P. ¿Qué opciones tiene San Sebastián para conseguir la capitalidad de la cultura europea en 2016?

R. Lo tiene muy difícil, pero estando donde está y siendo una atalaya entre Europa y España, con una tradición cultural intensa y una gran proyección internacional, se lo merece. En cualquier caso, hay que aprovechar la candidatura para hacer una reflexión y dar unidad y coordinación a los equipamientos que tiene, que son de primerísimo orden: el nuevo San Telmo previsto en 2011, Tabakalera, el Kursaal, el Victoria Eugenia, Txillida-Leku, la nueva sede de Musikene y el auditorio que proyecta el Orfeón en el parque de Miramón. Es un momento dulce ante el que todos debemos de reflexionar, inspirándonos para ello en Oteiza. A él si le gustaría ensamblar la Quincena con Tabakalera, que tiene espacios para que la música del siglo XXI se pueda desarrollar.

José Antonio Echenique, en su despacho.
José Antonio Echenique, en su despacho.JESÚS URIARTE

José Antonio Echenique

José Antonio Echenique nació en Mexico, de donde regresó muy joven. Estudió en Lekaroz (Navarra) y allí se inició en la pasión por música, a la que estaba entregado cuando le propusieron dirigir la Quincena, en 1978. Desde entonces, salvo un año por motivos de salud, se ha dedicado a impulsar este festival que durante el mes de agosto expande la música por todos los escenarios de la ciudad, con un gran éxito.

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