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Entrevista:JAVIER ROMERO CARAMELO | Comandante del buque 'Juan Sebastián de Elcano'

"Nunca juego a los barcos"

Pregunta. ¿Estamos en un cuartel flotante o esto es algo más fino?

Respuesta. Estamos en el buque escuela de la Armada española, un buque de 80 años.

P. ¿Es como la Academia de Zaragoza, pero en movidito?

R. Es donde intentamos contribuir a formar a los futuros oficiales de la Armada.

P. ¿La Armada es el Ejército más pijo?

R. Yo creo que no. Lo que sí es verdad es que en la Armada intentamos mantener las tradiciones, y por eso puede parecerlo.

P. ¿Es la española una Armada invencible?

R. Bueno, yo creo que es una Armada equilibrada y correspondiente a su papel en el mundo. Tampoco tiene que ser invencible. Si hubiera algún problema, tenemos a nuestros aliados.

P. ¿Se siente Almirante de la Mar Océana?

R. No, no. Ser comandante del Elcano es un destino muy importante, porque debe formar a una serie de guardiamarinas. Y el barco tiene también un papel de embajada, de representación.

P. Puesto a navegar, ¿preferiría ser Elcano o Cristóbal Colón?

R. Elcano, porque fue capaz de finalizar con éxito una empresa que ya estaba prácticamente frustrada. Para mí tiene un valor tremendo.

P. ¿Qué le hace gritar ¡Tierra!?

R. Ver a mi gente contenta, disfrutando. Ver que, casi sin dar órdenes, hacen lo que tienen que hacer.

P. ¿Ha descubierto algunas Indias?

R. Hombre, siempre se aprende. En los seis meses de navegación que acabamos de tener he aprendido mucho. Mis Indias han sido las personas interesantes que he conocido, una posibilidad que te ofrece este barco.

P. ¿Hubiera preferido llevar el Elcano o la nao Victoria?

R. Pues alguna vez he pensado si no me hubiera gustado más ser un marino en el siglo XVI. Creo que todos los marinos tenemos un poco de romántico. Y la nao Victoria llega a España después de tres años, con 15 personas medio muertas de hambre, y habiendo sido la primera en dar la vuelta al mundo.

P. ¿Tiene un marino favorito?

R. Ahora mismo, Juan Sebastián Elcano.

P. ¿Si dice Oquendo le quitan el barco?

R. Qué va, en absoluto. Es que creo que fue una persona con un valor, una visión, una clarividencia... Y se ganó a su gente. Fue un tío muy especial.

P. ¿Sabe nadar y guardar la ropa?

R. Lo intento. Y este viaje que estamos haciendo de Marín a Cádiz, con gente distinta y procurando que todos estén a gusto, me está ayudando a mejorar en esa tarea.

P. ¿Qué tiene usted de pirata?

R. Hombre [ríe], yo creo que nada. Me considero una persona decente, que cumple más o menos lo establecido; más bien más que menos.

P. ¿Nada de pirata? Sé que también cumple con el ron.

R. Sí, a mí el ron me gusta. Ahora en Santo Domingo, que hacen un buen ron... Un ron de vez en cuando no hace mal a nadie.

P. ¿Cuál es su isla del tesoro?

R. Creo que mi isla del tesoro es mi familia, en concreto mi mujer. Con ella disfruto, estoy feliz y me río mucho.

P. ¿Juega a los barcos?

R. Pues no, nunca juego a los barcos. Yo con los barcos procuro ser serio y no jugar. Pero tengo otras aficiones, aparte del mus, que lo he dejado un poquillo. Me encanta jugar al golf.

P. ¿De qué se vestiría para un baile de disfraces?

R. ¿Yo? Pues de diplomático. De no ser marino, me hubiera encantado ser diplomático. Otra cosa fenomenal de este barco es que hago un poquito, humildemente, de diplomático, representando a España.

P. ¿Aquel ligue del Príncipe, siendo guardiamarina, en Río de Janeiro fue culpa del Elcano?

R. ¿El que hubiera ligado? No, no tiene por qué ser culpa del buque. Habrá habido personas que hayan venido aquí a ver a jóvenes guardiamarinas con intenciones de ligar. Es más, tengo compañeros que se han casado con chicas de otros países a las que conocieron en su viaje del Elcano.

P. ¿Y usted cómo anda de novias en cada puerto?

R. No, no. Yo procuro ser, y hasta ahora he sido, fiel a mi mujer. He visto casos, pero entran dentro del secreto profesional.

P. ¿Por qué cree que llaman Chueca a una zona de su barco?

R. ¿Ah sí? Pues no lo he oído.

P. Llevan a bordo un cura. ¿La Marina peca mucho?

R. No [ríe]. Somos gente normal. Ni pecamos más ni pecamos menos.

P. Creo que es un gran bailarín. ¿Qué ritmo le mueve especialmente la cadera?

R. Bueno, eso de gran... Me encanta el pasodoble. Y me gusta también mucho la rumba. Más de una vez he pensado ir a clase. Me gustaría bailar mucho mejor el merengue, la salsa, la bachata.

P. ¿Cómo le gustaría morir?

R. De un infarto. Y morirme de uniforme. Sobre todo pensando en mi mujer.

P. Sí que es romántico.

R. Es que mi mujer, si muero en acto de servicio, va a salir mejor parada. Por eso suele decirse: "Oye, si se muere tu marido, acuérdate de ponerle el uniforme".

Javier Romero en la cámara del <i>Elcano,</i> donde recibe a las personalidades de los países que el barco visita en sus cruceros de instrucción.
Javier Romero en la cámara del Elcano, donde recibe a las personalidades de los países que el barco visita en sus cruceros de instrucción.LALO VILLAR

Perfil

Tiene 50 años y tres hijos, no lleva tatuajes, dice que ni siquiera ocultos, y se considera una persona "de fiar, tolerante y equilibrada". Le gusta leer temas de historia, comer, viajar -por lo civil- y jugar al pádel, deporte al que ha reconducido un pasado de tenis. También estar en casa y disfrutar de la familia. Entre su uniforme y su madridismo podría decirse que lleva toda una vida vestido de blanco.

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