Nadal no perdona
El español da un paso más hacia el 'número uno' al vencer a Gasquet
Casualidades de la vida. Hace un año, en Canadá, Rafael Nadal envió una botella de champaña a su vecino de mesa en el restaurante Buona Notte, Novak Djokovic. Era su felicitación por la victoria del serbio en el torneo masters canadiense, que significó la derrota de Roger Federer. Un año después, mismo país, mismo torneo, distinta ciudad (Toronto en vez de Montreal), todo ha cambiado: Djokovic perdió ante Andy Murray (6-3 y 7-6). Nadal, que esta madrugada jugó contra el escocés en las semifinales, venció al francés Richard Gasquet en los cuartos (6-7, 6-2 y 6-1). Y todo eso, sumado a la derrota de Roger Federer en la segunda ronda, aclara una cosa: si acaba ganando en Toronto, el mallorquín tendrá la opción matemática de convertirse en número uno la semana que viene en Cincinnati.
"Por favor, no me asesine", dijo Federer cuando le preguntaron sobre su retirada
La revolución comenzó en Montecarlo y vivió su gran momento en la final de Wimbledon, ganada por Nadal a Federer. Quienes le vieron cuentan, exigiendo el anonimato, que el suizo lloró desesperadamente en la soledad del vestuario, sentado sobre un banco de madera clara, mientras a escasos metros se celebraba la victoria de su oponente. Desde entonces, Federer guardó la raqueta, apagó el móvil y cortó todo contacto con el mundo exterior. "Durante dos semanas", reconoció, "no leí la prensa. Intenté escaparme de todo. Al mismo tiempo, a través de mis amigos, oí los rumores de que la gente se había enganchado a este increíble partido. Es bueno escuchar eso. He tenido muchos retos en mi carrera: Hewitt, Roddick, Agassi, Ferrero, Safin, Nadal, Djokovic... Rafa, obviamente, ha hecho su movimiento ahora. Se ha acercado. El ránking va a ser un tema de conversación para la próxima semana y los próximos meses".
Las palabras de Federer, pronunciadas tras una semana de vacaciones y cinco días de entrenamientos, fueron una profecía. "Para la próxima semana", dijo. Perdió el siguiente partido, abrió la posibilidad de que Nadal le arrebate el número uno la próxima semana y pidió a los reporteros que le perdonaran la vida. "Por favor, pregunte eso otro día. No me asesine con preguntas como ésa", contestó cuando le preguntaron sobre el paralelismo entre su crisis y la de Justine Henin, retirada del tenis como mejor jugadora del mundo tras una mala racha de resultados.
Un paso más allá de la racha interminable de Nadal -38 victorias en sus 39 últimos partidos-, esperan los Juegos Olímpicos de Pekín, que arrancan el 8 de agosto y han obligado a alterar el calendario del tenis, que ordena el ránking de sus jugadores comparando los resultados obtenidos en cada torneo con los del curso anterior. En 2008, los dos torneos masters del verano norteamericano se juegan dos semanas antes que en 2007. Por eso el proceso de sumas y restas de los puntos logrados no será efectivo hasta mediados de agosto. Nadal puede llegar a Pekín como número uno sin haber sido reconocido como tal oficialmente. Su victoria sobre Gasquet obliga a Federer, el mejor desde hace 234 semanas, a un esfuerzo supremo. Las matemáticas no engañan: el suizo, vencedor en Cincinnati 2007, no puede sumar ni un punto en el torneo estadounidense.
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