Pedrosa da media vuelta

Mientras los demás pilotos de MotoGP subían y bajaban por las rampas que hacen de Laguna Seca un circuito único, en el taller de Dani Pedrosa no se movía ni una mosca. Las dos motos con el número 26 presidían, listas para cuando su conductor asomara la cabeza por la trastienda del taller. Estaba previsto que lo hiciera de cara a la segunda sesión de entrenamientos del día, la cronometrada, la que configura la parrilla de salida. Sin embargo, Pedrosa no apareció. Eran las once y cuarto de la mañana cuando un miembro del equipo comunicó que el español había decidido dar media vuelta y volver a España, martirizado por los fuertes dolores que sufre en su mano izquierda desde el accidente que sufrió hace una semana en el circuito alemán de Sachsenring. Ayer, Pedrosa ni siquiera se desplazó al circuito. Se quedó en el hotel Portola Plaza, en Monterey, donde desayunó a las siete y media y donde tomó la decisión de hacer las maletas. "Ha sido una decisión difícil, pero no podía hacer otra cosa", relató en un comunicado. "Esta mañana me he levantado muy dolorido, con los dedos de la mano hinchados. En estas condiciones no hubiera acabado la carrera. Y menos en este circuito con tantos cambios de nivel, muchas frenadas fuertes y tantas curvas a izquierdas. Me queda el consuelo de haberlo intentado".

"No hubiera acabado la carrera. Y menos en este circuito", explicó el motociclista

Tras ser intervenido de urgencia por el doctor Xavier Mir, el lunes pasado en Barcelona y recién llegado de Alemania, el motociclista español decidió coger un avión y probar a subirse a la moto en Laguna Seca. De poco sirvieron los esfuerzos que hizo durante los ensayos del viernes. Con una férula que limitaba el movimiento del dedo índice dentro del guante y con una protección en el tobillo derecho, Pedrosa las pasó canutas, y cada vez que se bajó de la moto, lo hizo con la cara desencajada.

Pedrosa ya volaba rumbo a Barcelona cuando Casey Stoner logró su quinta pole position consecutiva. El australiano está encantado cuando viaja encima de su Ducati. Ayer pulverizó en más de un segundo y medio el récord anterior que él mismo registró en el circuito la temporada pasada. La clave radica en que Michelin ha desplazado a Estados Unidos un tipo de compuestos demasiado duros, circunstancia que deja a Stoner, primera espada de Bridgestone, en una posición inmejorable para repetir el baño que dio a sus rivales la última vez.