Pescado azul

La cantidad de grasa que se esconde entre las carnes de los pescados hace que estos se autocalifiquen o coloreen, dándose el nombre de azules a aquellos que más grasa -y por tanto mayor sabor- acogen.

Esta teórica coloración no solo los nombra y califica sino que además los suele determinar entre los de menor precio, hecho a todas luces injusto si tenemos en cuenta las cualidades sápidas que les hemos reconocido.

No obstante en algunas culturas y lugares son apreciados, siendo uno de estos el restaurante Arbequina, que les dedica durante todo el mes de julio unas jornadas que los intenta reivindicar.

El menú los hace figurar en todos los platos de la lista larga y estrecha de la que se compone, y en la que no faltan las más representativas especies que pueblan nuestras costas, como los boquerones -en tempura con melón y menta-, el atún -en un carpaccio con sésamo-, la caballa -ahumada-, el jurel -con un magnífico guiso de caracoles, tomate y tripas de bacalao- y la sardina. Platos llenos de sabor que nos permiten en estas horas del comienzo del verano conocer lo mejor de las virtudes de los azules, matizadas si es el caso con algunas dosis de verdura que los convierta en ligeros al paladar y que permita su sucesión sin el agobio de lo repetido.

Apreciable esfuerzo que se ve ligeramente empañado con la excesiva cocción de algunas de las carnes de los protagonistas, que las reseca e impide que brillen con la luz propia de las que les ha dotado la naturaleza.

Por lo demás espléndida atención y servicio en un local que sin duda figura entre los primeros de los de Castellón y que merece la mayor atención por sus esfuerzos en pos de intentar elevar el nivel de la gastronomía de nuestras tierras del norte.