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Reportaje:MUSICA | Reportaje

La voz de Bollywood

Unos estudios cinematográficos en un barrio de Bombay. El 2 de diciembre de 1944 se estrenó la primera película filmada allí: Chal chal re naujawan. Silencio, se rueda en Filmistan. En un gigantesco hangar, en cuyo interior se reproduce la entrada de una discoteca en tonos pastel, medio centenar de personas andan ocupadas en una escena de Horn, OK please, una de las producciones 2008 de Bollywood. En el exterior, entre amasijos, los carpinteros construyen nuevos decorados. Huele a pintura y pegamento.

No hay que quedarse con la primera impresión, la de los edificios destartalados o esa vieja oficina con un vetusto ventilador y paredes sucias. Aloke Gupta, consultor y productor, con 18 años en la industria, asegura mientras sorbe el té, bajo el retrato borroso de una diosa con una orla de caléndulas, que "es un trabajo divertido ya que cada día es distinto".

Narrar una historia con canciones forma parte de la cultura del país ya desde formas teatrales clásicas

Son las cinco de la tarde de un domingo. Desde la mesa de sonido el técnico suelta la música. Bailarinas eslavas y africanas -sus minifaldas, espaldas desnudas y hombros al aire refuerzan la fantasía de muchos hombres indios sobre la sexualidad de las mujeres extranjeras- mueven los brazos conjuntamente y repiten los pasos de baile una y otra vez bajo la mirada del voluminoso coreógrafo Ganesh Acharya, que sentado junto al monitor las corrige micrófono en mano. Lo que puede verse en la pantalla del monitor es una explosión de colores. "El espectador no se imagina cómo se hace esto", dice Gupta.

Las 15 chicas se sitúan tras Nana Patekar. El popular actor -piel oscura, bigote y perilla, pendiente con brillante, dedos llenos de anillos y gafas de sol- podría pasar por un primo de Rosario Flores o Antonio Carmona. La claqueta del rodaje lleva la omnipresente imagen de Ganesh, el dios con cabeza de elefante, protector de la ciudad, que remueve los obstáculos.

Mumbai o Bombay -la gente usa cualquiera de los dos- cambió de nombre oficialmente en 1995. Su población se estima entre 12 y 15 millones de personas, y mientras los hay que ganan salarios astronómicos y residen en apartamentos de 600.000 euros, más de la mitad de la población sobrevive en chabolas y con menos de cien rupias -euro y medio- diarias. La clase media de barrios como Bandra o Juhu Beach se mueve con el teléfono móvil pegado a la oreja -gracias a ellos muchos jóvenes se citan por SMS a escondidas de sus padres- en un mundo de restaurantes de diseño y centros comerciales.

La ciudad que nunca duerme, la ciudad de los sueños para los que llegan desde los Estados más pobres. Aquí está la poderosa industria de Bollywood, la más productiva del cine mundial, con sus mil títulos anuales. ¿Qué es lo esencial en una película de Bollywood? Las canciones y los números de baile. Bollywood depende de la música para comercializar sus películas. "El disco sale antes y el éxito de la producción depende muchas veces de la acogida que hayan obtenido sus canciones", explica Stephen Alter en Fantasies of a Bollywood thief (2007).

Masala es la palabra para describir la combinación de elementos que llevan a una película de Bollywood a la cima. La realizadora Nasreen Munni Kabir, autora de Bollywood: The Indian cinema story (2002), escribe: "Los resortes para el éxito incluyen grandes actuaciones de estrellas glamurosas, música rítmica y melódica, decorados exquisitos y exteriores exóticos. Otros ingredientes clave son las elaboradas escenas de acción trepidante y el sentimiento de que el orden social o moral no será desafiado. Un final feliz es un requisito obligatorio para concluir la película de dos horas y media".

Narrar una historia con canciones forma parte de la cultura del país ya desde formas teatrales clásicas. Y aunque la música de sus filmes está enraizada en tradiciones indias, los compositores pillan de cualquier lado: pop y qawwali, ragas y rock, jazz y ghazals... Las playback singers, o sea, las cantantes que graban las canciones de las películas, gozan de la misma popularidad que muchas estrellas de cine. Dice Stephen Alter que cantantes como Mohammed Rafi, Mukesh o Kishore Kumar son recordados con mayor cariño que los actores que movían los labios en la pantalla. Lata Mangeshkar y Asha Bhosle han dado voz a actrices de varias generaciones.

Una tranquila calle arbolada en el barrio de Khar. Amable y sonriente, Asha Bhosle recibe en el luminoso salón de su ático, cuyas cristaleras dan a una amplia terraza. La asistenta sirve un delicioso té de mango. Asha viste un elegante sari blanco con azul. "Mi padre era cantante de música clásica india y actor, y los cinco hermanos cantamos", dice. "Éramos una familia feliz. Tras la muerte de mi padre vinieron tiempos muy duros para nosotros. Cuatro de los hijos éramos aún muy pequeños y mi hermana mayor, Lata, empezó a cantar en películas para ayudar a la familia". Asha siguió el mismo camino: "Si no, hubiese sido cantante clásica".

Con 16 años, y contra los deseos de su familia, se casó con un hombre de 31. "No era nada común casarse por amor. Muchos matrimonios todavía se arreglan entre las familias. Yo rompí con eso, no he sido la única, pero soy famosa y por esa razón la gente lo sabe", afirma riendo. Tiene tres hijos, cinco nietos y un biznieto. A veces no encuentra las palabras en inglés y se dirige en hindi a su hijo Anand, su representante, para que la ayude. A la pregunta de qué le parecen los matrimonios concertados contesta rápido: "El matrimonio es malo, concertado o no". Y suelta una carcajada. "Te tienes que sacrificar todo el tiempo y la mujer india está siempre transigiendo porque ése es el mensaje que transmiten las madres. La situación de la mujer ha cambiado mucho en las ciudades, pero no en el campo". Y dos tercios de los habitantes de la India viven en zonas rurales.

Noorjehan, Geeta Dutt o Shamshad Begum monopolizaban los buenos papeles y las grandes películas y Asha Bhosle se tenía que conformar con los restos. "Había muchas cantantes y era muy difícil hacerse un hueco. Cada una tenía su estilo. Yo escuchaba música extranjera desde muy pequeña. Frank Sinatra, Dean Martin, Elvis Presley, Carmen Miranda... Y los copiaba. No sabía que iba a usarlo luego para cantar canciones indias. Mi voz y mi estilo gustaron a la gente joven. Aún hoy lo que hago gusta a los jóvenes porque mezclo lo indio y lo occidental. Rock around the clock fue la primera canción que canté en hindi. Ahora se habla de fusión anglohindi, pero yo ya la hacía".

En la década de los sesenta conoció a directores musicales como R. D. Burman. A Burman le impresionó tanto cómo ella había cantado un número occidentalizado que le dio un billete de 100 rupias. Asha Bhosle y Rahul Dev Burman, conocido como Pancham, mucho más joven que ella, y uno de los compositores más versátiles e influyentes del cine indio, permanecieron juntos hasta la muerte de éste, en 1994. "Soy una madre muy fuerte porque cuando Anand tenía cuatro meses, su hermana cuatro años y la mayor nueve, yo estaba sola y trabajé para darles de todo, buenos colegios, buenos matrimonios", cuenta riendo.

Asha Bhosle, que cumplió 75 años en abril con un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, tiene los más importantes premios indios: el Dadasaheb Phalke y el Padma Vibhushan. "Me lo ha dado mi Gobierno, así que por fin parece que me reconocen", dice riendo. "Los premios los recuerdas durante un mes o dos, pero el amor y el respeto del público lo tienes para siempre". El día de la entrega estaba sentada esperando para recogerlo de manos del presidente y cuando anunciaron mi nombre todos se extrañaron de que no me levantara enseguida. Pensé '¿por qué Asha debería correr?'. Me lo tomé con tranquilidad". Era la recompensa a quien nunca se rindió. A aquella joven que cruzaba Bombay en trenes abarrotados con su hijo en brazos para ir de un trabajo a otro. "Fuerza de voluntad", dice. "Mis padres nos enseñaron a tener autoestima. Nunca pedí una canción, pero si me la daban trabajaba duro para cantarla bien". Un libro publicado hace quince años recogía todas las canciones que había grabado. Y había 11.000. "Hoy creo que serían 13.000", comenta.

"Tengo muchos planes aún, pero sé que las cosas vienen de forma distinta a como las esperas. No recuerdo mis malos tiempos porque ya pasaron, no pienso en el futuro porque lo que sea será. Pienso en hoy y le pido a Dios que sea bueno. De niña pensaba que sería una buena ama de casa ¡y soy una cantante!". Pero le gusta cocinar para los amigos. Abrió un restaurante en Dubai -Asha's- y ahora tiene otros dos en Kuwait y Birmingham.

En el libro Bollyworld (2005), Kajri Jain explica que el cine comercial indio ha sido un fenómeno transnacional tanto por su apropiación y adaptación de elementos, técnicas y narraciones foráneas como por proyectarse en África, Oriente Medio, China o el sureste asiático desde la década de los cuarenta. Las superproducciones de Bollywood marcan tendencias en el vestir, la música y los códigos morales. Nikhat Kazmi, que ejerce la crítica de cine en The Times of India, apunta que la fantasía de Bollywood es la válvula de escape para millones de indios -de una población de 1.200 millones-. Y aporta datos: se producen más de mil películas al año y 20 millones de personas acuden cada día a alguna de las 13.000 salas de cine. Las recaudaciones no dejan de crecer: en 2006 fueron 1.750 millones de dólares y las ventas al extranjero -20% del total- juegan un papel importante.

El 15 de abril de 2005, Dilwale dulhaniya le jayenge (El corazón valiente se llevará a la novia), drama familiar de Aditya Chopra, celebró quinientas semanas en el cine Maratha Mandit, de mil localidades. Muchos espectadores silban y aplauden la aparición de los personajes o cantan las canciones que se saben de memoria. Escribe Alter: "Buena parte del público viene de los vecindarios pobres alrededor del cine, y lo que está viendo -la primera parte de esa película se rodó en Reino Unido y los Alpes suizos- podría ser otro planeta".

Los productores han descubierto que mostrar paisajes exóticos en sus películas resulta rentable. Tras filmarse en Suiza se comprobó que aumentaba significativamente el número de turistas indios que visitaban la Confederación. En abril una delegación de productoras indias viajó a España invitada por el IVEX y la Cámara de Comercio de Valencia con el fin de ver posibles localizaciones y estudiar acuerdos de colaboración.

Bollywood atrae como un imán. Pero hay que dejarlo claro: no existe un lugar con ese nombre. En la zona noreste está Film City, casi 500 hectáreas de terreno, que pertenece al Estado y está vigilado casi como una instalación militar. Un complejo con 20 estudios: la mayoría trabajando para las televisiones -300 canales en 8 idiomas-. Aquí se han filmado desde 1977 muchas escenas de grandes producciones. Desde lo alto de Whistling Woods, instituto de cine y televisión con 250 estudiantes de varias nacionalidades, además de una vista panorámica de Bombay, pueden verse decorados de un palacio del Rajastán y, más lejos, los restos sin desmontar de una aldea. A la izquierda, los reflectores encendidos revelan un rodaje.

A primera hora de la tarde Asha Bhosle acude al estudio de grabación. Descalza sobre una alfombra, graba una canción de amor. Con ella está su director musical, el percusionista Nitin R. Shankar, discípulo de Alla Rakha. "Practico cada día una hora o más. Por dentro me siento igual que cuando empezaba. La música es como respirar", explica. "Antes la música de Bollywood era muy melódica, con letras bonitas. Por eso la gente recuerda las canciones. Ahora en cuanto dejan de sonar en televisión las olvidan".

No parece que su anunciada autobiografía -"está casi terminada"- vaya a editarse de momento. Largo silencio. "Sólo cuento la verdad..., algún día saldrá" (se ríe). Bhosle -a la que Cornershop dedicó su Brimful of Asha- no tiene problema alguno en cantar con Boy George o Michael Stipe. Le encantan los retos. Por eso -"aunque estaba asustada porque es gente muy seria"- grabó con el Kronos Quartet obras de R. D. Burman. Fue todo tan rápido que los estadounidenses no se lo podían creer: "Estoy acostumbrada porque en las películas grabamos cuatro o cinco canciones por día". Según el cineasta y poeta Gulzar, que trabajó con Burman, hay dos cosas en la India que todo el mundo cree poder hacer mejor que los demás: jugar al críquet y hacer películas.

Asha Bhosle actúa el 18 de julio en el festival La Mar de Músicas, en Cartagena. Su recopilatorio The golden divas of Bollywood volumen 2 está editado por Universal.

Govinda y Somalí Brena, en una escena musical. Imagen de <i>Bollywood dreams,</i> de Jonathan Torgovnik.
Govinda y Somalí Brena, en una escena musical. Imagen de Bollywood dreams, de Jonathan Torgovnik.

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