La gran veterana

Cumplió el 15 de abril los 41 años y bate récords desde los 15. Un prodigio de longevidad en la élite. Ganó la primera de sus nueve medallas olímpicas en los Juegos de 1984, en Los Ángeles, cuando formó parte del relevo de 4x100 metros libres. Aún protagoniza una de las trayectorias deportivas más impresionantes de la historia. Dara Torres está a punto de clasificarse para sus quintos Juegos Olímpicos -se saltó los de Atlanta 1996 y Atenas 2004- con su mejor marca de siempre en el hectómetro. Sería la primera nadadora estadounidense que lo logra.

Tras lograr en Seúl 1988 una plata y un bronce, Torres se retiró en 1989, pero volvió para ganar otro oro con el relevo de Barcelona 1992. De nuevo lo dejó, pero un amigo la animó y su vuelta, ocho años después, en Sidney 2000, fue asombrosa: dos oros más en relevos y tres bronces individuales. Cinco medallas a los 33 años ya parecía una jubilación definitiva y sobradamente gloriosa. No podía pedir más. Pero Dara es única. En 2005, durante su primer embarazo, volvió a nadar para mantenerse en forma. Tres o cuatro veces por semana. Le fue tan bien que después de nacer su hija no pudo con el gusanillo. Emprendió su tercer regreso.

Su capacidad de recuperación y preparación son deslumbrantes. Su forma ya lo anunciaba. En las series de los 100m libre de los trials de EE UU hizo el tercer mejor tiempo (54,57s), muy cerca de su mejor marca (54,43s), de hace casi ocho años. Por la tarde, Tessa, de tres añitos, vio cómo su mamá bajaba por primera vez de 54s. Sólo lo lograron ella, con 53,76s, y Natalie Coughlin -15 años menos-, que hizo 53,66s, a 27 centésimas de su récord nacional. Los 100m libres dan cuatro plazas olímpicas, para ocupar también los relevos, así que Pekín está al alcance de Dara, 24 años después de Los Ángeles.