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Reportaje:

El techo de cristal y el dedo masculino

Las mujeres reclaman "poder propio" para hacer efectiva la igualdad

"Existe el techo de cristal y aunque es transparente es muy pesado". Así se refirieron a la desigualdad que sigue existiendo entre hombres y mujeres las líderes femeninas de cinco partidos nacionales -PSOE, PP, CiU, PNV y UPyD- que compartieron ayer debate en una sede eminentemente masculina -la Confederación de Empresarios de Andalucía- en donde analizaron el papel de la mujer en la sociedad y en la política. Todas, con algunos matices, concluyeron en la dificultad que la mujer ha tenido para llegar a puestos de relevancia, tanto a nivel político, como económico o laboral. Todas, con excepción de la diputada popular Sandra Moneo, se mostraron partidarias de las cuotas femeninas en las leyes que determinen la representación política. Y todas aseguraron que la maternidad sigue siendo un "gran obstáculo" para que la mujer se incorpore de igual a igual a los ámbitos de decisión de cualquier área de nuestra sociedad, tanto en el ámbito público como privado.

Rosa Díez, diputada y portavoz de Unión Progreso y Democracia (UPyD); la secretaria del Comité Ejecutivo Nacional del PP Sandra Moneo; la consejera de Estado Amparo Rubiales (PSOE); la asesora para Relaciones Institucionales en la Presidencia del Gobierno vasco, Margarita Uría (PNV), e Inmaculada Riera, de CiU, debatieron por espacio de casi dos horas sobre la igualdad en la sede patronal andaluza, moderados por Juan Salas, presidente de la Comisión de Relaciones Institucionales de la CEA.

Amparo Rubiales, la más veterana de las ponentes, puso el acento en el hecho de que la decisión de que una mujer ocupe un puesto de decisión relevante sigue siendo competencia de un hombre: "No tenemos poder propio, sino delegado por los hombres. Tenemos un dedo masculino que nos quita y nos pone. Nos queda consolidar el liderazgo".

Díez calificó de "asignatura pendiente" de la democracia la incorporación de la mujer a los puestos de decisión, y su consolidación, mientras Sandra Moneo, consideró que la Ley de Igualdad "no recoge" todas las necesidades reales del mundo actual para hacerlo igualitario, y puso como ejemplo que "la política de cuotas tampoco ha dado resultados", aspecto que reconoció también Margarita Uria. Por su parte, Inmaculada Riera, que confesó ser una reconvertida a las leyes de cuotas, incidió en la formación como vía para acceder a la igualdad, así como a reivindicar que las mujeres no cedan en parcelas del ámbito privado, para reivindicar así "un papel más natural, no como renuncia o sacrificio".

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