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Entrevista:CONCHA CABALLERO CUBILLO | Dirigente de Izquierda Unida | Mujeres en vanguardia

Sueños de izquierdas

Nació en el seno de una familia que odiaba la política. Pero ella le iba a dedicar los mejores años de su vida.

Concha Caballero Cubillo es una mujer decidida y firme, a pesar de la permanente sonrisa que cierra cada una de respuestas. Una sonrisa que solo se desvanece cuando se pronuncia la palabra fusilamientos.

De mi familia apenas si quedan muestras, una buena parte de ella fue fusilada.

Eran los días aciagos de la guerra civil. Concha había nacido en Baena (Córdoba), en 1956. "La mía era una familia de señoritos que llevaba siglos decayendo. Una figura muy típica de algunos pueblos andaluces". Cuando Concha nació ya solo quedaba "una forma de vida, unas casas grandes, cierta apariencia y poco dinero".

"Mi familia era muy conservadora, y tenía miedo, horror a la política"
"Los jóvenes de hoy son mejor que hace 30 años. La sociedad era muy clasista"
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Pero no fue eso lo que provocó que aquella adolescente hiciera la primera escapada de su vida. Eligió un punto muy distante de la apacible campiña cordobesa: la Universidad Laboral de Zaragoza. La joven de 14 años ponía más de 700 kilómetros de distancia con su padre. Había un claro choque generacional.

- Mi familia era muy conservadora, muy de derechas, que tenía miedo, horror a la política. Para ellos, la política era el conflicto.

No es extraño. Los anarquistas habían matado a su abuela y a todos sus hijos, uno de ellos con siete años. Se salvó la mamá de Concha. Por el lado paterno, cayeron el abuelo y uno de sus hijos.

Zaragoza le iba a abrir los ojos a esta joven que escapaba de aquel hogar dolorido.

Una noche escuché llorar a una compañera en la litera de arriba. Era Carmen, hija de uno de los tres obreros que cayeron abatidos por la policía en la huelga de la construcción de Granada en 1970. Le dieron una beca para alejarla de aquella tragedia.

En Zaragoza entró en contacto con "el sufrimiento humano". En Jaén, donde su familia se había trasladado, se sumergió en los libros de la biblioteca de Diego Vadillo, un vecino republicano. Ramón J. Sender y los clásicos rusos y franceses eran su alimento. Se forjaba así la personalidad de la que sería portavoz de Izquierda Unida, y posiblemente una de sus figuras más prestigiosas.

El Colegio Universitario de Jaén es el siguiente escalón. Mientras estudia Filosofía y Letras, se mueve en los círculos más activos de la ciudad en la que funcionan dos seminarios semiclandestinos: uno de ideología marxista; el otro, de tendencias anarquistas.

En el primero, se topa con un joven profesor que le da clases de Critica Literaria llamado Felipe Alcaraz. Era también poeta. Concha se convierte, muy a su pesar, en su musa. Y aunque es pudorosa al recordar hechos de su vida íntima, reconoce que dejó a un novio que tenía -"era muy lindo"- por el profesor -"fue un error que ya quedó olvidado"-.

Pero lo que más la iba a marcar no eran estos escarceos sentimentales. La tertulia se queda pequeña y Concha y sus compañeros buscan desesperadamente al Partido Comunista. No encuentran ningún contacto. Ha habido redadas de la policía franquista. Se refugian en el PSOE.

No me gustaban mucho los socialistas, porque no hacían nada. El PSOE pensaba que la dictadura era una fruta madura que caería por su peso. Nosotros queríamos acción.

El grupo abandonó el PSOE. El Partido Comunista de España (PCE) les ofreció la acción que buscaban: lanzaron panfletos, hicieron pintadas, organizaron la primera manifestación política de Jaén por la amnistía y la libertad. Fundaron el Movimiento Democrático de Mujeres.

Y se prepara la segunda escapada. Destino, Granada. Su doctorado en la vida real avanzaba.

Me fui de casa, con una manta y un tocadiscos, como se decía entonces.

Esta segunda fuga producirá una ruptura casi total con su padre, que durará dos años. En Granada vive sola en un piso. Bueno, acompañada de Gestener, una rudimentaria multicopista que el partido comunista le ha colocado de compañera.

Hacía mucho ruido y sentía terror.

Pero sobrevivió. Los gastos los costeaba con trabajos aquí y allá: en una guardería, en una tienda de ropas, pero sobre todo haciendo encuestas para Metraseis. "Empezaba el auge de las encuestas y me pagaban muy bien". Entra en contacto con un grupo de jóvenes poetas vinculados a la izquierda: Javier Egea, Luís García Montero, Juan Carlos Rodríguez, Álvaro Salvador. Ella también había emborronado algunas cuartillas, que conserva, "pero mis poemas son muy malos".

Piensa que es mejor en el relato y prepara un libro. Además de otro por encargo sobre Sevilla en la literatura. Porque tras el PC, su otra gran pasión son las letras.

Entre Granada y Sevilla, el destino de su tercera y por ahora ultima escapada, pasa un tiempo en Jaén, trabajando "como basculera, es decir pesando camiones" en la Delegación de Obras Públicas. Un puesto que ganó por oposición y que le podía haber resuelto la vida, pero que la dejaba insatisfecha.

Sevilla la espera. Gana por concurso plaza como profesora de Lengua y Literatura de instituto. Desde 1982, recorre en paralelo una larga carrera dentro de Izquierda Unida: responsable de Comunicación, miembro del consejo de la Radio Televisión andaluza y diputada desde 1994. Hasta 2008. Ese año, algo se quiebra en la coalición izquierdista y la que había sido su brillante portavoz parlamentaria en la ultima legislatura se queda fuera de las listas.

Para desahogarse escribe un blog y cita a Shakespeare: "Somos de la misma sustancia de la que están hechos los sueños y nuestra vida breve está encerrada en un sueño".

¿Sueños rotos, en la izquierda? ¿Son necesarios los sueños, la utopía?

Más que nunca. Hay mucha energía social en muchos jóvenes comprometidos.

- Pero parece que se alejan de los partidos, de la política. ¿Qué hacer para no desperdiciar esa energía?

Es la gran pregunta. Debemos encontrar un espacio común. Los jóvenes de hoy son mejores que los de hace 30 años. Aquella sociedad era muy injusta, muy malvada, muy clasista, muy maliciosa.

Ella lo sabe porque lo vivió. Por eso escapó tres veces. Aún sigue corriendo en busca de su destino.

Concha Caballero en su domicilio con sus perros.
Concha Caballero en su domicilio con sus perros.PÉREZ CABO

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