Dos policías para 24 calles
El Ayuntamiento de Madrid destina sólo una patrulla para vigilar por las noches el nuevo cierre al tráfico de la colonia Marconi
La noche del lunes surge tormentosa en la capital. Mientras los madrileños se refugian del agua que cae a jarros, un todoterreno de la Policía Municipal se aposta en la confluencia de las calles de la Resina y de San Erasmo. Dentro, los dos únicos agentes que se encargan de controlar que los conductores no infrinjan las restricciones a la circulación impuestas por el Ayuntamiento en la colonia Marconi (Villaverde). El gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón (PP) ha tardado ocho meses en cerrar de nuevo la colonia Marconi, después de que el Tribunal Superior de Justicia diera la razón al grupo municipal socialista, que alegó un defecto de forma por el hecho de ordenar el cierre al tráfico de esta zona mediante una nota de régimen interior.
El Consistorio tarda ocho meses en rehacer el decreto que regula la medida
Sólo unas pequeñas placas rectangulares, situadas en las calles de entrada al polígono de Villaverde, informan de manera muy limitada de la prohibición. Únicamente se permite entrar a residentes y a trabajadores de la zona industrial. Tienen que llevar un salvoconducto para evitar la sanción de 90 euros que impone la Policía Municipal en caso de infringir el decreto que entró en vigor la noche del lunes.
Las restricciones afectan a 24 calles e incluyen las principales en las que merodeaban las prostitutas de esta zona. Con este cierre se pretende poner trabas a los eventuales clientes para disuadirles de entrar en el polígono y contratar a las meretrices, según fuentes municipales. Hasta ahí, la teoría. Porque la realidad es bien distinta.
La primera noche de este servicio sólo había un coche patrulla para controlar y sancionar los vehículos que no acataran la normativa. Los agentes se situaron en la calle de mayor intensidad de tráfico. En poco más de dos horas multaron sólo a un conductor despistado de un todoterreno, que no se había enterado de la prohibición de circular entre las once de la noche y las seis de la madrugada.
El tiempo y el día (madrugada del martes) no invita a salir a la calle. Y menos por un lugar inhóspito donde abundan los rincones a oscuras y las calles quedan desiertas en cuanto se pone el sol. Los agentes se tienen que refugiar en el todoterreno al poco de empezar el dispositivo. Llueve con tal intensidad que en cuestión de un par de minutos se forman amplios ríos que terminan en las alcantarillas.
"Las noches de viernes y sábado son cuando más movimiento hay. La gente sale más a la calle y también viene a Villaverde. Hoy [por ayer], con lo que está cayendo, estará todo muy tranquilo", explica un veterano policía. Y acierta. Los minutos pasan y las calles permanecen sin coches. Tan sólo dos prostitutas están en la mediana de la calle de la Resina. Cuando cae de forma más intensa, se refugian junto a las naves.
La Concejalía de Seguridad, que inició los cortes en 2005, suprimió la orden a principios de octubre de 2007. Pero dictó un nuevo decreto que fue publicado el lunes en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. Éste restringe la circulación en 24 calles de la colonia Marconi a raíz de un informe de la Dirección General de Movilidad, basado en la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial. De esta forma se evitan los problemas acústicos y medioambientales que fueron argumentados en la orden dictada por Javier Conde. En la práctica se subsana el error de forma detectado por los jueces.
El decreto también prevé que la entrada a Marconi se haga por siete vías, como la calle de San Dalmacio, la calle de Resina y la avenida Real de Pinto, entre otras. Éstos son los puntos donde teóricamente tendrá que estar la policía. Teóricamente, como quedó patente el primer día de funcionamiento.
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