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Reportaje:EUROCOPA 2008 | Semifinales: Alemania-Turquía

'Schweini' está de vuelta

Discutido y habitual de los tabloides, el centrocampista alemán quiere borrar su fama de díscolo

Ramon Besa

Abatida Portugal, Alemania ha recuperado la energía y la autoestima, si es que alguna vez la perdió, y camina con determinación hacia la final de Viena. Le queda en el trayecto una semifinal contra Turquía. Aunque los turcos convierten los trámites de los demás en un ejercicio de supervivencia propia, las apuestas están claramente a favor de una Alemania que recupera sus señas de identidad. Hay incluso quien ha advertido en el actual equipo de Joachim Löw un cierto parecido con el de Franz Beckenbauer que conquistó el Mundial de Italia 1990. Incluso se compara a Ballack con Matthäus y se habla mucho de la importancia de llenar la cancha con cinco centrocampistas. Hay, sin embargo, ciertas diferencias entre ambas escuadras y, sobre todo, un jugador irrepetible porque tiene vida propia en cualquier sistema, equipo y selección: Schweinsteiger.

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Schweinsteiger representa el factor sorpresa, para bien y para mal, circunstancia importante en un combinado al que se supone muy automatizado. Especialmente absentista en la fase de clasificación, Schweinsteiger fue suplente en el estreno alemán en la Eurocopa ante Polonia y fue expulsado al poco de salir en la segunda jornada, ante Croacia, de manera que no jugó contra Austria. Enfurruñado, le dijo al jefe de comunicación del equipo que no atendería a ningún periodista ni saldría a la sala de conferencias. Una actuación desequilibrante en los cuartos de final contra Portugal le permitió salir del anonimato para proclamar públicamente que está encantado de la vida. Schweinsteiger fue declarado mejor jugador del partido después de marcar el primer gol y de sacar las faltas que Klose y Ballack cabecearon a la red para firmar el definitivo 3-2.

"He pagado una deuda que tenía conmigo mismo y con mis compañeros", sentenció el 7 alemán, que funcionó muy bien por la banda derecha mientras su amigo Podolski entraba por la izquierda. "Me sentía frustrado y, cuando el entrenador anunció que sería titular contra Ronaldo, advertí la posibilidad de acallar las críticas", añadió; "me animó saber que siempre he tenido el apoyo del técnico y de mis compañeros ante tantas falsas acusaciones en mi contra". Schweini, como se le conoce en un diminutivo con connotaciones porcinas -significa cerdito-, ha abonado las murmuraciones y especulaciones al punto de que en determinados medios se le tiene por "un Beckham a la alemana".

Pocos personajes proporcionan tanto material para los tabloides como Schweinsteiger, sorprendido en su día con una jovencita en el jacuzzi del vestuario del Bayern de Múnich -"es mi prima", se defendió- y portada del Bild la semana pasada por el beso que le dio a su actual novia para celebrar el triunfo sobre Portugal. Protagonista de reiteradas salidas nocturnas a destiempo, pillado más de una vez por la policía por superar el límite de velocidad, Schweini se las ha tenido con unos cuantos entrenadores desde que, a los 14 años, ingresó en la escuela formativa del Bayern, procedente del Rosenheim, después de renunciar a una carrera prometedora como esquiador.

A Schweinsteiger se le ha discutido habitualmente la titularidad en determinados momentos de cada temporada. Así ocurrió también el curso pasado con la llegada del francés Ribéry, que le fue desplazando hasta dejarle prácticamente fuera del campo. Volante con talento y creatividad, de buen regate y tiro fácil, Schweini no ha funcionado cuando le han situado como enganche o mediocentro porque le falta cuerpo y cabeza para manejar el tiempo del partido. No tiene la regularidad ni es suficientemente completo para llevar al equipo. Los seleccionadores, en cualquier caso, nunca han tenido dudas a la hora de convocarle. No han atendido a su situación en el Bayern ni a las noticias sobre sus fechorías. Jürgen Klinsmann le llevó al Mundial 2006 y Löw a la Eurocopa 2008.

En tanto que futbolista diferente, Schweinsteiger es el mejor reactivo para un equipo acartonado. Cuando Alemania no sabe qué hacer, se encomienda a Schweini para que la saque del apuro con su imaginación y, normalmente, surte efecto. El problema es cuando se confunde la sorpresa con la normalidad. A la que le sale un buen partido, recupera su arrogancia, reivindica su nombre y amenaza con irse a la Premier League.

Una vez que su juego ha llamado de nuevo la atención contra Portugal, ahora se aguarda su respuesta ante Turquía. Löw parece haber encontrado en la pareja Schweinsteiger-Podolski a los dos jugadores de banda expresos para abrir los partidos y habilitar el juego aéreo de Ballack y Klose. Ocurre ahora que el duo Schweini-Poldi ya no se deja hacer chistes fáciles como antes. Podolski ha marcado distancias. Ya no quiere que le llamen Poldi. Y a Schweinsteiger no le ha quedado más remedio que defenderse solo. Aseguran en Alemania que la falta de madurez no impide para nada que se baste tanto para decidir un partido como para montar un número. Lo que no le gusta es el día a día. Nada nuevo en su vida porque nunca ha dejado de ser el mismo personaje. Schweini siempre le ha podido a Schweinsteiger.

Bastian Schweinsteiger golpea el balón durante una sesión preparatoria de Alemania.
Bastian Schweinsteiger golpea el balón durante una sesión preparatoria de Alemania.REUTERS

Los consejos de una canciller

En el mismo palco en el que Löw y Hickersberger terminaban de ver el partido que enfrentaba a sus equipos, Alemania y Austria, tras ser expulsados por Mejuto González, se hallaba igualmente un abatido Schweinsteiger. El medio pagaba el castigo de su expulsión ante Croacia. Y, reflexionando sobre su ausencia, nunca habría imaginado que sería Angela Merkel quien le ayudase a expiar su pecado. "Se acercó a mí y me aconsejó que no cometiese más tonterías, que me centrase y que jugara como yo sé", reveló el díscolo Schweinsteiger sobre las palabras que le dirigió la canciller alemana.

La afición por el fútbol de Merkel es conocida. Es socia de honor del Energie Cottbus, un modesto equipo del este de Alemania que regresó a la Bundesliga el año pasado. Y su pasión también quedó de relieve, hace dos años, durante los encuentros de la Nationalmannschaft en el Mundial de Alemania.

Sólo su trabajo -estaba en Bruselas intentando resucitar el Tratado de Lisboa tras el no irlandés- le impidió estar el día 19 en el estadio St. Jakob Park, de Basilea, para asistir al partido de cuartos de final contra Portugal. Y, por este motivo, no pudo presenciar in situ la redención de su aconsejado, que anotó un gol y dio los otros dos a Ballack y Klose en la victoria sobre Portugal (2-3) que puso al equipo alemán en las semifinales de la Eurocopa. "Vi el primer gol, el de

Schweini

. Después me fui a cenar...", admitió una Angela Merkel que se declaró "orgullosa" del centrocampista.

Muchacho díscolo, sí, pero no estúpido, Schweinsteiger entendió la relevancia del consejo de toda una jefa del Gobierno alemán. "Los deseos de la canciller fueron órdenes para mí", aseguró el medio del Bayern, que fue nombrado mejor jugador de aquel partido.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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