"¿Te subes al barco, César?"
Un atleta lesionado enseña a Marta Domínguez los arcanos del 3.000 obstáculos
El affaire lo descubrió hace un par de meses María José Martínez, pero no se hizo público hasta hace 20 días.
"Ay, pillina, que tú estás preparando las vallas, qué planes no te traerás entre manos", le dijo la entrenadora de Francis Obikwelu a Marta Domínguez cuando la sorprendió en un rincón del módulo de atletismo del CAR de Madrid entrenando en secreto con César Pérez. "Chssss... chitón", le pidió la atleta palentina, poco amante de dar tres cuartos al pregonero antes de tener pensados y bien pensados sus siguientes pasos. "Que nadie se entere hasta que yo lo diga, por favor".
Martínez se calló, y, en efecto, nadie se enteró hasta el 1 de junio, el día en que Marta Domínguez, la atleta española con más medallas colgando de su cuello, anunció públicamente que la última bala de su cargador la dispararía en los Juegos Olímpicos de Pekín en la prueba de 3.000 obstáculos. "Necesitaba otros estímulos", explicó la doble campeona europea (2002 y 2006) y subcampeona mundial (2001 y 2003) de 5.000 metros. "Y por fin he encontrado el momento. Entrenar el 10.000 es muy duro y aburrido, y no quiero ensuciar mi historial en 5.000. Así que será el 3.000 obstáculos", dijo Domínguez, una atleta que destacó de joven en el 1.500 y que al comienzo de su carrera ya demostró que se le daban bien las vallas.
César Pérez, que despuntó como júnior, se recupera de un accidente de moto
"El récord del mundo está a su alcance y debería luchar por medalla en Pekín"
Aunque ya llevaba años sopesando su pase a la prueba de obstáculos, que sólo alcanzó, en su versión femenina, rango internacional en los Mundiales de 2005 y que debutará en Pekín en el programa olímpico, la inspiración definitiva para el cambio la halló la atleta palentina el pasado invierno, cuando comprobó la enorme repercusión que tuvo su triunfo en el campeonato de Europa de cross, una prueba que había preparado para motivarse en otoño después de haber renunciado a competir en el Mundial de Osaka. Era el clic que esperaba oír su cerebro competitivo, ligeramente desorientado a los 32 años después de su salto en falso a los 10.000 metros.
"En primavera, me llamó un día Marta, de la que siempre he sido amigo. Me dijo, 'César, me paso a los obstáculos, ¿te subes al barco?", cuenta César Pérez, un atleta a quien el cambio de rumbo de la palentina puede cambiarle también la vida. "Encantado", respondió sin vacilar.
Por entonces, la vida deportiva de César Pérez consistía mayormente en largas horas de bicicleta estática y bodytrek -la de la zancada elíptica- en el CAR madrileño, una hermosa cicatriz en L temblando en su rodilla derecha. Era la última etapa de un atleta con una carrera atípica: después de despuntar como júnior y promesa en los 3.000 obstáculos, Pérez, de 33 años, se fue a estudiar a Estados Unidos, a la Universidad de El Paso, en Nuevo México, donde se diplomó como entrenador deportivo. A su regreso a España, volvió a competir a buen nivel, logrando en 2006 una magnífica marca de 8m 13,06s. Pero en octubre de 2007 un accidente de moto le envió al hospital. "Sufrí politraumatismo en la cadera y en la mano, y me rompí la meseta tibial en ocho fragmentos", recita Pérez. "Me la reconstruyó el doctor Guillén con una placa y ocho tornillos, y a los cinco meses ya corría miles a 3m20. Pero aceleré tanto en la recuperación que al forzar modifiqué la biomecánica de mi zancada y me fracturé el sacro". Y de nuevo a la bici estática. "Pero desde abril la vida es otra cosa. Tengo un nuevo objetivo".
El objetivo se llama conseguir, a medias con Mariano Díez, el entrenador de toda la vida de la palentina, que Marta Domínguez se convierta en la mejor del mundo en 3.000 obstáculos. "Si tenemos en cuenta su marca en los 3.000 lisos y que con una buena técnica los obstáculos pueden suponer un plus de 30-35s, hasta el récord del mundo puede estar a su alcance", dice César Pérez. "Pero, de todas maneras, trabajamos más para hacer unos buenos Juegos que para lograr una gran marca. Y en Pekín debería estar luchando por las medallas sin problemas. No sólo le sobra la fuerza, fundamental para pasar bien las vallas, sino que goza de una coordinación increíble, más propia de un chico que de una chica. De hecho, de pequeña ella jugaba muy bien al fútbol con los chicos. Y de su valentía, de su coraje, no hace falta ni hablar: si se tropieza y cae, a la siguiente valla va más agresiva si cabe".
Para dar el salto, Marta Domínguez se estuvo preparando todo abril en Madrid, y desde entonces César Pérez acude todos los fines de semana a Palencia, donde hasta utiliza la máquina de bodytrek que se compró Marta Domínguez para la convalecencia de la lesión que la privó de los Juegos de Atenas. "Mariano lleva todos los entrenamientos y yo me centro en el estudio de las rivales, rusas y etíopes, de la táctica de carrera y de la técnica de salto", explica César Pérez. "Por ejemplo, para desgastarse lo menos posible con los cambios de ritmo de la carrera, necesita ir en cabeza porque su velocidad de ataque a la valla es superior".
En su primera carrera, la semana pasada en Huelva, Marta Domínguez logró la mínima olímpica con 9m 39,18s. No necesitaba más. Era sólo el primer paso hacia su objetivo de convertirse en la mejor atleta española en todo tipo de pruebas.
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