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Reportaje:EUROCOPA 2008 | Cuartos de final: Croacia-Turquía

"Amamos a Dios y a la patria"

Hijo de un disidente que se opuso a Tito, Bilic motiva a Croacia a través del nacionalismo

¿Croacia juega con un espíritu especial? "Nosotros amamos a Dios y a la patria", responde tajante Slaven Bilic, seleccionador croata, que domina la conferencia de prensa de principio a fin. Regala un par de guiños a algunos conocidos al inicio y, para acabar, le indica al representante de la UEFA cuándo será la última pregunta. Antes, sólo responderá en croata, pese a que habla el inglés desde que jugó cuatro años de central en la Liga inglesa. Es un gesto más de patriotismo. El más polémico fue poner música en el vestuario de Marko Perovic, alias Thompson, cantante croata simpatizante de la extrema derecha y de los ustashi, los fascistas croatas que apoyaron a Hitler.

Pese a que en el armario guarda una camiseta con la efigie del Che Guevara, Bilic fue el viernes pasado al aeropuerto a recoger al cura católico Zlatko Sudac, una especie de padre Pío a la croata, para que bendijera a la selección. "Lo que ha hecho el reverendo Sudac por nosotros es un gran honor", declaró el seleccionador. "¿Bilic fascista?, ¿cómo va a ser fascista si su padre era comunista?", se indignan los periodistas croatas cuando se les pregunta por sus tendencias políticas. "Es un demócrata y no le gusta la política", zanjan mientras recuerdan que el padre del entrenador, doctor en Económicas de la Universidad de Split, se opuso a principios de los setenta a Tito -líder de Yugoslavia desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1980- en unas revueltas estudiantiles que reclamaban la independencia de Croacia.

"Hemos superado la presión negativa y ahora tenemos la que quieren los grandes"
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A falta de dos meses de cumplir los 40, Bilic odia que le pregunten por la música. Está harto. Les hace mucha gracia a los periodistas que toque la guitarra en dos bandas de rock, Newera y Rawbau, y que haya compuesto un himno para la Eurocopa: Vatreno ludilo (ardiente locura). Siempre hay alguno que le pregunta qué música es la que toca su equipo: ¿heavy metal? "No necesariamente", respondió, "podría ser clásica o folk".

Los seguidores croatas, que serán hoy casi 200.000 en las calles de Viena, cantan con entusiasmo este himno en el que no falta la exaltación nacionalista y algún matiz de violencia. "Cuando comienza la locura ardiente/ dejaros quemar cualquier cosa/ cuando el rojo y el blanco

[los colores de Croacia] comienzan a correr por nuestras venas".

Licenciado en Derecho y amante de la psicología, el técnico croata dio una lección ayer de cómo despejar el peso que se cierne ahora sobre sus futbolistas. "Hemos superado ya la presión negativa y ahora tenemos presión positiva, la que quieren sentir todos los grandes jugadores". Durante los partidos, Bilic da espectáculo en la banda. Grita, protesta, se contorsiona, pero dirige con precisión un equipo ordenado y competitivo. "La gente me dice que no pueden creer cuánta energía gasto en la banda. Estoy tan metido en el ritmo del partido que no lo noto. Quiero que los jugadores sepan que estoy con ellos en cada paso que dan. No quiero que se pongan nerviosos. Les doy instrucciones y los animo. Sólo quiero que mantengan las posiciones".

Sobre la proliferación de buenos futbolistas en Croacia, Bilic retoma el discurso nacionalista. "Allí, el fútbol está más cerca de los niños y del pueblo que en los grandes países. Somos una pequeña nación con un gran corazón", declara con orgullo.

Bilic controla el balón durante un entrenamiento de Croacia.
Bilic controla el balón durante un entrenamiento de Croacia.AFP

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