La delantera marca el paso
Villa y Torres son de nuevo decisivos, flojean los centrales y Xavi pierde protagonismo
Empujó la selección española hasta alcanzar el gol en el descuento después de una jugada atacada por Torres y resuelta por Villa. El intervencionismo de los dos delanteros casi en la última pelota del partido expresa la fe del equipo en la victoria. Ambos saben que marcan la diferencia, circunstancia que le da racionalidad y sentido al equipo de Luis, muy despierto al inicio, sometido durante media hora y resarcido durante la segunda parte. La selección tuvo una buena respuesta física y táctica frente a un rival fiado a Ibrahimovic, omnipresente hasta el empate.
- Casillas. Encajó un gol en el primer remate entre los tres palos de Suecia. El disparo de Ibrahimovic fue tan cercano que apenas daba opción a la respuesta. La manera en que la pelota venció la mano del meta dejó la sensación de que pudo hacer algo más.
- Sergio Ramos. Alternó errores con aciertos y ha dejado de ser un jugador fiable. Ibrahimovic le venció en la jugada del gol: el lateral se fue al suelo demasiado pronto y permitió el giro del poderoso ariete, que se puso de cara a Casillas. Descolocado e impreciso, Ramos no midió muy bien sus salidas y a veces dudó en el choque y en los balones divididos cuando antes intimidaba.
- Los centrales. No mezclan bien y da la sensación de que cada uno va a la suya. Puyol se lesionó después de que Ibrahimovic le eliminara con su fortaleza física y calidad técnica. Aunque le faltó contundencia, Marchena procuró anticiparse a la jugada mientras Albiol hizo menos ruido y pareció más efectivo. Los centrales padecen vulnerabilidad, sobre todo en las pelotas frontales y jugadas de estrategia, retroceden en exceso, y no le dan salida al balón.
- Capdevila. Fuera del partido mucho rato, apenas alcanzó el campo contrario y sus concesiones defensivas quedaron manifiestas en la jugada del gol, cuando no tapó un centro cantado. A cambio, tiró la contra que supuso el gol del triunfo.
- Senna. Muy participativo, tanto en defensa, sobre todo en la recuperación, como en ataque, especialmente en la segunda parte. Entró fuerte, recuperó la pelota con asiduidad y hasta alcanzó posiciones de remate. Estuvo pletórico en su despliegue y contagió su energía a los demás medios.
- Xavi. Tuvo un inicio estupendo para perder después protagonismo. Dispuesto siempre a ofrecerse, le perdió tener que acercarse en exceso a los centrales para intentar jugar la pelota desde atrás. Le faltó agresividad con el balón y profundidad. Luis le sustituyó por Cesc para darle más ritmo y velocidad al partido.
- Iniesta. Ha perdido ángel. Le cuesta meterse en el partido y no está tan preciso y desequilibrante con el pase interior como antes. Tímido defensivamente, no resolvió en ataque. Le cuesta encajar como volante derecho.
- Silva. Apareció por distintos sectores del campo, siempre dispuesto a intervenir, y pasó de ser un jugador insustancial a crear peligro con sus gestos técnicos. Le cargaron en una jugada que pareció penalti.
- Villa. Goleador. A simple vista sólo intervino en cuatro jugadas del partido y, sin embargo, dos fueron decisivas. Apareció en el 1-0, cuando recibió de Xavi a la salida de un córner y se la puso a Silva para que centrara y Torres marcara; enganchó después dos voleas resueltas por el portero; y finalmente marcó el tanto del triunfo en una jugada de mucho mérito por la manera en que fue a por el balón, sentó a los centrales y remató con mucho tino ante la salida del portero. Un golazo que premió su movilidad, perseverancia, constancia y confianza.
- Torres. Todas sus intervenciones tuvieron sentido. No sólo se reencontró con el gol -el último con España había sido el 12 de septiembre pasado- sino que peleó por el balón en el segundo tanto, tiró continuos desmarques y mostró un surtido de regates que desestabilizaron a los centrales. El Niño se sintió protagonista y respondió de forma contundente a las dudas despertadas después de su cambio ante Rusia. Ejerció además de interlocutor y pacificador ante el árbitro cuando sus compañeros le recriminaron decisiones discutibles como un posible penalti a Silva.
- Cesc. El empuje de Senna le llevó a ejercer más de trescuartista que de medio organizador. Apareció en los picos del área y generó peligro con sus habilidosas llegadas.
- Cazorla. Nunca se esconde, sino que ataca con la pelota de forma reiterada. El pequeño centrocampista genera a veces pérdidas peligrosas, pero a cambio fuerza situaciones preocupantes para el contrario. Nunca juega para pasar el rato sino para ser protagonista con el balón en los pies.
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