Ninguna autocrítica

"Devuélvannos a Lippi", titulaba ayer Tuttosport. Son muchos los italianos que invocaron al seleccionador que llevó a la azzurra a la cima del mundo en Berlín en julio de 2006. De haber podido, lo habrían hecho bajar de un helicóptero el mismo lunes en Berna. Ya se sabe, los italianos son los más expertos en los análisis del día después, cuando ya no se puede cambiar nada. El día después de Donadoni, su sucesor, fue amargo tras perder en su debut europeo por 3-0 contra su amigo Van Basten. Pero no es sólo eso: la última vez que Italia recibió tres goles fue en 1983. Es una de las peores goleadas de la historia de los italianos, que en partidos oficiales han sufrido un resultado igual o peor sólo tres veces: en los partidos de clasificación para el Mundial de Suecia 58 (3-0 y 0-3 contra Portugal) y en la final de México 70 contra Brasil (4-1).

El técnico lo sabe y no se esconde. Dio la cara después del encuentro y la volvió a dar ayer en el cuartel general del equipo. "Puede que sea la peor derrota en los últimos 20 años", concedió. Pero sólo porque le comentaron las palabras de Buffon. "Es la Italia más fea que he visto en doce años", dijo el portero después de pedir disculpas a los italianos por la mala imagen del equipo. Toni dijo más o menos lo mismo: "Hemos empezado mal, demasiado a la defensiva. Hay que hacer autocrítica: el partido ha sido muy feo".

Por parte de Donadoni, en cambio, de autocrítica muy poca. Los que le conocen bien dicen que, además de demasiado tímido, es tan susceptible que le molesta cualquier apunte crítico. Sea de golf, comida o cualquiera otra cosa. Así que, cuando le preguntaron a qué se debía el desastre contra Holanda y el asedio vivido en Berna, puso cara de marciano. "¿Nosotros asediados? Ésa es una valoración vuestra", contestó. Peor le fue a la siguiente pregunta. Muchos no entendieron por qué prefirió Ambrosini a De Rossi. O Materazzi a Chiellini. O Panucci a Grosso. O por qué tardó tanto en hacer los cambios. "¿Once equivocado? Si la prensa no ha acertado la alineación, no es problema mío", se defendió. "Además, hablar ahora de eso no tiene sentido, ya que no hay contra-prueba. Si el razonamiento es que la alineación fue equivocada porque perdimos, pues sí. Pero es demasiado simple", añadió.

No le gusta, y siempre ocurre, que se le hable de veteranos, de jerarquías, de poca predisposición a los cambios y a los jóvenes. "De eso nada. Si el disparo de Di Natale hubiese entrado, todos estaríamos aquí beatificándole. No entró y punto", argumentó. Es optimista Donadoni. No le queda otra. Italia acostumbra a tener arranques pésimos para luego salvarse con el carácter. "No creo que haya que pedir disculpas porque los que nos sentimos más heridos somos nosotros. Puede que haga algún cambio contra Rumania tras analizar la condición física de los jugadores. Ha sido un partido feo, pero nos motivará", explicó.

"Tenemos dos partidos para darle la vuelta a todo. Ahora hace falta una Italia distinta", afirmó Grosso, uno de los héroes en el Mundial de Alemania. Zambrotta negó precisamente que ser los campeones del mundo haya tenido efectos negativos en el grupo: "Nadie de nosotros ha pensado que somos más fuertes sólo por haber ganado el Mundial". Todos miran a la épica italiana. Hasta ahora no ha fallado casi nunca.