Podolski, de principio a fin
Una vibrante actuación del delantero alemán de origen polaco sentencia a la valiente Polonia
El chico nacido hace 23 años en Gliwice, en la región polaca de Silesia, sentenció ayer a los que habrían sido sus compatriotas si sus padres no hubieran emigrado a Colonia. Fresco tras una temporada casi en blanco, a la sombra de Toni, Klose y Ribery en el Bayern, Podolski derrotó a Polonia con una actuación vibrante coronada con dos goles. Ni siquiera necesitó empezar como delantero, su posición natural, sino que arrancó desde el interior izquierdo. Fue la manera que encontró Löw para que le cuadraran en la alineación los tres delanteros: Gómez, Klose y Podolski. Y para demostrar que Alemania, más allá de algunas lagunas defensivas evidentes, ofrece un fútbol chispeante, atrevido y moderno. Löw no tiene el carisma de Klinsmann, pero comparte, además de la elegancia, el espíritu lúdico del juego. Las mismas ganas de hacer disfrutar a la gente. Una valentía que tampoco le faltó a Polonia, ambiciosa con las líneas adelantadas. Pero sus recursos son los que son: inferiores a los de la poderosa Alemania.
Entre ellos charlan en polaco cuando se lo permite la intimidad. Klose y Podolski nacieron en el país de sus padres antes de que éstos emigraran a Alemania y allí se labraran una carrera como futbolistas. Anoche no tuvieron compasión de su madre patria. Fabricaron la jugada del primer gol con la colaboración de otro hijo de emigrantes, Gómez, que dio el pase en profundidad a Klose. Éste partió posiblemente en fuera de juego, llegó al fondo y cedió el balón a la izquierda para que marcara Podolski. Apenas lo celebró. Agachó la cabeza y esperó las felicitaciones sin alharacas. Pero el gesto más noble se produjo al comienzo de la segunda parte. Cuando Podolski se retorcía en el suelo tras una patada, la hinchada polaca empezó a corear su nombre. Nada que ver con los ultras de ambos lados que la noche anterior se habían lanzado botellazos: 17 detenidos.
La acción del gol la protagonizaron los tres delanteros germanos constatando sus recursos. La pillería de Klose, la zurda de Podolski y la pujanza de Gómez, que llega para quedarse. Este delantero de origen granadino se ha apropiado del 9 alemán a los 22 años. Tiene ancha la espalda y el cuerpo estilizado. Es atlético y con unos nada desdeñables recursos técnicos. Aunque falló un par de remates, dejó desmarques, buen toque de espaldas a la portería y mucha pelea.
El partido fue una gozada, un ir y venir constante. Beenhakker pagó con el primer gol su defensa adelantada, pero eso mismo le permitió hurgar en los defectos alemanes. Especialmente, en la parte central, donde Metzelder acusa su larga inactividad en el Madrid. Lo mismo que Lehman, que apenas ha participado en el Arsenal. Suerte que Mertesacker les sacó de varios apuros.
Beenhakker comenzó a agitar sus largos brazos como molinillos en busca del apoyo de su hinchada. Fiel a su escuela, el técnico holandés optó por jugar con un extremo derecho. Y allí mandó a Lobodzinski, que se atrevió a marcharse del lateral Jensen. Sus centros, sin embargo, los desaprovechó Zurawski, que pifió un par de remates. La entrada del zurdo Guerreiro, de origen brasileño, dio más calidad al centro del campo polaco. No la suficiente. Schweinsteiger sacudió el árbol alemán y la manzana le cayó otra vez a Podolski, que marcó de una violenta volea. El banquillo germano saltó enloquecido, con Löw a la cabeza, consciente de que ya había atrapado la recompensa. Y Podolski pidió perdón con el gesto contenido. Enfrente estaban quienes habrían sido sus compatriotas.
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