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Reportaje:

El retratista de atmósferas

Bill Brandt expone los crudos ambientes de la Inglaterra industrial

Una mujer, seguramente muy joven, restriega una bayeta contra el suelo. Lo hace de rodillas y con la espalda doblada. Las greñas que enmarcan su cara no impiden ver la entereza con la que esta dispuesta a sacar brillo de donde sólo hay miseria. Al fondo, un solo hueco acumula los cachivaches de la vivienda de una familia de obreros de Birmingham.

El fotógrafo alemán Bill Brandt (Hamburgo, 1904-Londres, 1983) ha sabido retratar como pocos el ambiente de pobreza de la Inglaterra industrial, entre 1930 y 1940. La Fundación BBVA (www.bbva.es) acaba de inaugurar la exposición The home (El hogar) con 60 obras tomadas por el que está considerado como el mejor retratista de atmósferas de la fotografía.

Brandt no necesita hacer ningún discurso político para conmover con sus fotografías. La serie que ahora se puede ver en Madrid, dentro del festival PHotoEspaña, está integrada por trabajos inéditos en el país. Cada imagen es un contundente testimonio de la injusticia social.

Aunque nació en Alemania y vivió largas temporadas en Italia y en España, se consideraba inglés. La capital británica era para él un lugar perfecto para pasear, para mirar, para vivir. Le encantaban los pubs ingleses por su cerveza caliente, el humazo de los cigarrillos de liar permanentemente encendidos. Cuentan que era fácil verle apoyado en el interior de la barra y retratando a los clientes.

Solos o en grupos. En los años de la guerra, la energía eléctrica se podía utilizar con cuentagotas. Los candiles y las velas daban una iluminación tenebrista que fascinaba a Brandt.

La ciudad de Birmingham copa un amplio espacio en la exposición. Por un lado, retrata sin descanso las viviendas de las barriadas obreras surgidas al comienzo de la revolución industrial: una familia toma la sopa a la luz de un candil, dos niños con pelambrera piojosa se disponen a entrar en una bañera de patas... Y frente a este mundo, contrapone las urbanizaciones que a finales de los cuarenta se construyen para los ex combatientes de la II Guerra Mundial. El Estado quiere premiar a los héroes y construye casas con electricidad, calefacción y juegos infantiles delante de las urbanizaciones. Las mujeres, abrigadas con pieles, pasean con niños bien vestidos de la mano o les contemplan mientras se columpian. En esas mismas urbanizaciones modélicas siembran ahora el terror niños armados hasta los dientes. Brandt no hubiera podido pasear por las calles sin escolta policial.

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El comisario de la exposición madrileña, Paul Wombell ha seleccionado las obras entre los fondos del Victoria y Albert Museum de Londres y el Museo Nacional de Bradford. Para mostrar la esencia de este artista de la fotografía, ha querido explicar su forma de crear europea. "En su visión de la fotografía, el surrealismo tiene un peso fundamental. De hecho, trabajó con Man Ray durante mucho tiempo y se le contagiaron las formas y la sustancia de su trabajo". La segunda gran influencia de su obra hay que buscarla en el cine, en su gusto por los primeros planos.

"Retrata con esmero la esencia inglesa", dice el comisario, "con la objetividad que le da el no haber nacido en suelo inglés y amar profundamente a este pueblo". Con esa imparcialidad, retrata como nadie el profundo clasismo inglés. Se ve en los trabajos hechos durante las carreras de caballos, en los combates de lucha libre, en las entradas a las grandes tiendas donde ellos van tocados con sombreros de tipo hongo y el perfume de ellas traspasa el papel. Frente a ese mundo, están los músicos callejeros, los bebedores de los pubs, la soledad de la señora Enma, o la joven ama de casa que friega el suelo.

Bill Brandt. The home (El hogar). Sala BBVA. Paseo de la Castellana, 81. Hasta el 27 de julio. Entrada gratuita. Martes a sábado: de 11.00 a 21.00; domingos y festivos: de 10.00 a 14.00. www.phedigital.com/festival/

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