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Reportaje:

El choque de dos mundos

El control de los Celtics ante los desatados Lakers, 21 años después en la gran final de la NBA

Robert Álvarez

Los dos equipos con más neón de la NBA inician en la madrugada de hoy en Boston (3.00, Cuatro y Canal +) uno de los clásicos del deporte mundial: Celtics-Lakers en la gran final. La tradición, la rivalidad por excelencia, dos formas de hacer, dos estilos opuestos, la rudeza y frugalidad del Este contra el glamour y heterodoxia de la costa californiana, los dos clubes con más títulos, de largo, en la NBA (16 los de Boston y 14 los de Los Ángeles). Y en medio de la madre de todas las batallas, por primera vez un jugador español, Pau Gasol. Un tipo de 27 años que no pasa año en que no haga algo grande, desde el ya lejano doblete con el Barça en 2001, pasando por el galardón al mejor novato de la NBA, su inclusión en un all-star, su reciente fichaje por los Lakers y su presencia en la final, sin olvidar su título de campeón del mundo con la selección hace dos años.

"Estoy metidísimo. Para mí ya es un sueño, pero hay que seguir", dice Gasol
Russell, West, Magic, Bird... Ha llegado la hora de añadir nuevos héroes a la saga
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Gasol lleva cuatro meses en los Lakers pero da la sensación de que sea toda la vida. Justamente por eso se niega a ser devorado por la excitación del momento. "Esto es histórico para la NBA, pero por encima de todo es la oportunidad para ser campeones. Para mí ya es un sueño cumplido, pero hay que seguir, no hay que ser conformista nunca en la vida. Estoy metidísimo en la final", explica. Pau ni siquiera vivió con intensidad las tres finales de los 80 entre los de verde y los de amarillo. Jura que no fue ni laker ni celtic. Le pillaron demasiado joven. "Yo viví más las finales de los Bulls y de Michael Jordan. Las otras, las he visto por televisión muchos años después". Ahora le toca el turno a él. Y en la pista le espera Garnett. Es el duelo con el que se hizo adulto en la NBA. El primer partido en que se enfrentaron, Garnett, que defendía la camiseta de los Wolves, se rió en su cara tras un mate. Pocos partidos después se repitió el duelo y Gasol, con Memphis, clavó un mate en los morros de Garnett.

La final opone dos estilos de juego. El de los Celtics, más defensivo, controlado y mecánico, y el de los Lakers, más ofensivo, abierto a la infinidad de variantes que ofrece el juego del triángulo ofensivo inventado por el veterano Tex Winter y al que tanto jugo le ha sacado Phil Jackson, que aspira a sumar su décimo anillo como entrenador y a desempatar con el legendario Red Auerbach.

La final supone un reto muy especial también para Kobe Bryant, un jugador que hace un año pedía ser traspasado y que se ha reinventado gracias a la aportación de todo el equipo y muy especialmente desde la llegada de Pau Gasol en febrero. Gasol es la pieza que mejor complementa a Bryant que, por fin, tras 11 temporadas en la NBA, ha conseguido ser nombrado por vez primera jugador más valioso de la fase regular, un trofeo que se quedará en nada si no lo repite como campeón en la final. A sus 29 años, persigue su cuarto anillo. Y todavía sueña con igualar algunas de las gestas de un tal Michael Jordan.

Si los Lakers poseen motivación y talento, los Celtics no se quedan atrás. La llegada de Kevin Garnett transformó un equipo que la pasada temporada tocó fondo. Asociado a Paul Pierce y a Ray Allen, ha formado la santísima trinidad, el big three, y ha arrasado.

En ambos equipos se observan debilidades. Los Lakers han sufrido algunos parones alarmantes como los que les llevaron a ser borrados de la pista por los Spurs en algún partido de la final de Conferencia. Pero al mismo tiempo han sabido sobreponerse. Se han observado igualmente lagunas en los Celtics, especialmente en los suplentes, cuya aportación en algunos partidos ha sido mínima.

El deporte se alimenta de la mística y, en ese terreno, pocos duelos como el de los Celtics y los Lakers, aunque la última de sus 10 finales se remonta a 1987. Han pasado 21 años, tiempo suficiente para venerar a figuras como Larry Bird, Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Kevin McHale y, remontándose a tiempos pretéritos, Bill Russell, Red Auerbach, Elgin Baylor, Jerry West y Wilt Chamberlain. Ha llegado la hora de añadir nuevos héroes a la saga. Las parejas de baile prometen: Fisher-Rondo, Allen-Bryant, Radmanovic-Pierce, Gasol-Garnett y Odom-Perkins. Una invitación a relajarse y gozar del espectáculo.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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