Dar oportunidades al talento
Escasez de talento o dificultad para encontrarlo? Las empresas se enfrentan a esta pregunta desde hace años y saben que tienen que reinventar constantemente sus estrategias para detectar, atraer y desarrollar el talento. Asumida la necesidad de las compañías de contar con los mejores profesionales en sus equipos (en el mercado actual éstos son los que marcan la diferencia), los responsables de las empresas se centran ahora en cómo conseguir incorporar a los mejores en un entorno cada vez más competitivo y complejo donde el talento no sobra.
La escasez de personas en algunas áreas muy demandantes de profesionales cualificados es un hecho. Y un hecho preocupante para algunos sectores. En España las empresas se enfrentan a factores como el envejecimiento de la población (nos movemos desde la forma piramidal de población hacia la forma del reloj de arena), el menor número de universitarios y una preocupante previsión que apunta a que en 2015 la oferta de empleo superará a la demanda existente. En este escenario, las empresas tienen que ser tremendamente proactivas, anticiparse a un escenario que ya conocen y emprender acciones directas y concretas que les aseguren el acceso a los profesionales que precisan.
Las empresas deben ser capaces de detectar, atraer y desarrollar el talento
El contacto abierto con universidades y escuelas de negocio es fundamental
Algunas de estas soluciones pasan, en líneas muy generales, por fortalecer los vínculos con las universidades españolas y extranjeras, identificando aquello que los protagonistas principales de las mismas, profesores y estudiantes, valoran más de las empresas y colaborando en materias donde las prácticas de trabajo complementan el aprendizaje en las aulas.
Pero ¿qué tienen que hacer directamente las empresas para resolver la necesidad de talento y convertirse en esos lugares en los que los mejores profesionales quieren desarrollar su carrera? En primer lugar, ofrecer un marco de desarrollo en el que las personas puedan crecer profesional y personalmente, lo que comporta ofrecer un tipo de actividad que evoluciona con el paso del tiempo, de manera que se ofrezcan al profesional nuevos retos y responsabilidades de forma sostenible. En segundo lugar, mantener un esquema de aprendizaje continuo, que va desde los fundamentos más técnicos y operativos hasta el desarrollo de habilidades para hacer crecer los negocios, innovar en la manera de ofrecer estos u otros nuevos y dirigir equipos de personas que, además, presentan una creciente diversidad. Y, en tercer lugar, no olvidar que las empresas deben de ser capaces de superar las expectativas de sus clientes y desarrollar su visión de negocio a largo plazo, y por ello han de impulsar el equilibrio entre el tiempo de dedicación profesional y la vida personal de los miembros de sus equipos. Las nuevas generaciones de profesionales asumen ya que, junto con el desarrollo de carrera, la posibilidad de trabajar en ámbitos internacionales y una retribución adecuada, ese equilibrio forma parte de lo que ellos consideran una atractiva oferta de trabajo.
A pesar de que probablemente las cifras estadísticas de población no nos ayudan a corto plazo, en España hay mucho talento, muchas generaciones de profesionales cualificados, con una formación técnica muy completa y con un desarrollo de habilidades de comunicación y de gestión como no se ha dado en el pasado reciente. Pero es cierto que las empresas tienen que ser capaces de detectar, atraer y desarrollar este talento. El compromiso de las compañías, y especialmente de sus directivos, con el talento tiene que ser firme y decidido, y traducirse en políticas e iniciativas diferenciadoras, que sean a su vez oportunidades. El contacto profundo y abierto con las universidades y las escuelas de negocio es absolutamente fundamental, y la forma en la que las empresas consigan acercarse a los centros de formación y a los futuros profesionales será un factor cada vez más determinante, especialmente ante un entorno en el que los profesionales cualificados no sobran.
El talento no elige una compañía como tal, elige una filosofía de trabajo, unos valores, unos modos de hacer y un marco de oportunidades de desarrollo. Definitivamente, son las empresas, independientemente de su tamaño y del sector en el que operen, quienes tienen en su mano escuchar y dar respuesta a las expectativas de las nuevas generaciones y ser capaces de conciliar este objetivo con el de su desarrollo sostenible. Sin duda un reto para el que hace falta tener talento. -
Juan Luis Díez Calleja es socio director de Recursos Humanos de Deloitte.
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