El valor de la palabra
En el PSOE conviven tres tipos de personas. Están los que nunca pensaron en ser diputados sino en hacer política; están los que entraron para escalar en el poder y en los escaños; y, final y últimamente, están los que se apuntaron para ser concejal o delegado provincial de la Junta de Andalucía sin oficio anterior alguno y con mucho beneficio por delante. Javier Torres Vela, matemático y profesor de Sociología Política, pertenece al primer grupo. Están también los que ascienden por méritos y capacidad y los que trepan pese a sus deméritos y demostrada incompetencia. Javier Torres Vela sigue perteneciendo al primer grupo.
Ayer anunció, con la voz rota, su retirada de la vida política a la que ha dedicado 30 de sus 54 años. Empezó como encargado del servicio de orden del primer mitin de la campaña del PSOE en 1977 llevando gente en un autobús desde Chauchina hasta Almería donde mitineaba Felipe González. La ha terminado como concejal de Granada, donde en las pasadas elecciones municipales compitió para la alcaldía de la ciudad. Ya entonces sabía, como recordó ayer, que el camino emprendido era "un viaje sin billete de vuelta". Perdió de manera rotunda, sin paliativos, frente al candidato del PP. "Pero, esto, ¿cómo es?, ¡si no hay color, no hay color!", le decían sus amigos. "Es lo que han votado mis paisanos", explicaba él.
Sus compañeros y adversarios políticos destacan su "valía"
Torres Vela fue con 23 años el dirigente socialista más joven en ser elegido secretario general provincial y es de los pocos políticos andaluces con una clara vocación autonómica. Durante 22 años fue diputado por Granada en el Parlamento andaluz (1982-2004), que presidió durante dos legislaturas (1996-2004). Como presidente, dotó de los medios más modernos a la institución y a todos los diputados e impuso cordura tras la etapa de la pinza política entre PP e IU. Antes de eso, fue consejero de Cultura en el Gobierno de José Rodríguez de la Borbolla. Fue él quien negoció punto por punto con la Iglesia católica la cesión del Palacio de San Telmo a la Junta, una aventura que algún día alguien debería contar con detalle.
Pero ha sido mucho más. No ha parado de aportar ideas a su partido. A Torres Vela se le atribuye la idea de la segunda modernización, una bandera que esgrimió Manuel Chaves para renovar el discurso socialista en Andalucía. Fue miembro en el Congreso de la ponencia mixta que aprobó el nuevo Estatuto de Autonomía y es todavía vocal de la ejecutiva federal, cargo que dejará en el próximo congreso. Antes de hacer pública su decisión se la comunicó a José Luis Rodríguez Zapatero y a Manuel Chaves. Sus compañeros y adversarios destacaron su "valía".
Torres Vela, a quien algunos situaron en la carrera por la sucesión de Manuel Chaves, lo deja todo por una "concatenación de causas", dijo ayer. Regresa a la universidad, donde tal vez debería explicar a sus alumnos qué significa, en política, el valor de la palabra dada.
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