Puro teatro
DE una montaña de tules emergen dos mujeres que se han tomado la vida como puro teatro. Literalmente. A Antonia San Juan la conocimos hace casi una década como La Agrado de Todo sobre mi madre, de Almodóvar, pero antes y después corrió por los escenarios. Primero, revalorizando el cabaré en los bares. Y, últimamente, gestionando el teatro Arlequín de Madrid. En lo que va de año ha puesto en marcha tres espectáculos diferentes.
La Terremoto de Alcorcón se convirtió en una folclórica global hace un par de años gracias a su interpretación de Hung up, de Madonna, rebautizada para la ocasión como Time goes by (con Loli). Ahora dispone de su propio canal en Youtube, con más de cuatro millones y medio de descargas de sus vídeos. Y estoy en negociaciones con Google, advierte. La conocen hasta en Nueva York, donde causó furor el año pasado fusilando a la Ciccone y todo lo que le pusieran por delante. Pero antes de su éxito virtual y transoceánico actuó junto a Diabéticas Aceleradas y grabó varias casetes de carretera con versiones infieles de éxitos de siempre.
Juntas han puesto en marcha La Terremoto de Alcorcón precios populares, que se estrena la semana que viene en el teatro de Antonia San Juan. La primera, protagoniza, y la segunda, escribe, produce y dirige. Dos personalidades contrapuestas y, sin embargo, cómplices, que se han propuesto, según dicen, recuperar esa filosofía de la revista de denunciar con picaresca.
EP3. Antonia, el otro día escuché este comentario tuyo: Si en este país eres guapa se te perdona todo, si estás enferma, también. Pero el término medio no le sienta bien a nadie. ¿Qué querías decir?
ANTONIA SAN JUAN. Es una cuestión machista y mezquina. A la mujer no se le da ninguna notoriedad a no ser que enferme. Si te pillan tirada en la calle, como a Terele Pávez, o si una cantante tiene un cáncer, entonces sí que le dan hasta portada. Que una levante una empresa, como es mi caso, no tiene ninguna trascendencia. En esta sociedad, a la que se tiene en cuenta no es a la que piensa, sino a la que vende carne. Seguimos siendo objetos de deseo, madres o dadoras de amor, como las mujeres de la Edad Media.
LA TERREMOTO DE ALCORCÓN. Pues yo pienso y soy carne. Y soy bella.
A. S. J. Es verdad, ella reúne las tres condiciones: es carne, es bella y habla inglés.
L. T. A. Y catalán. Y ahora me estoy tirando por el italiano también.
A. S. J. Y ahora se está tirando a un italiano también.
EP3. Siempre os habéis movido por fuera de los circuitos preestablecidos. ¿Tenéis alma de outsiders? ¿Os cuesta encajar?
A. S. J. Para nada. El alma de outsider te la hacen crear. Es decir, yo no puedo serlo, porque tengo un teatro y 15 personas que trabajan para mí. Un outsider es un tirado. Yo no. Mi deseo es comprarme un bolso de Hermès e ir divina de arriba abajo. Yo quiero ser rica. Me encanta el dinero, el lujo y vivir bien. Y aspiro a una vida de puta madre. Trabajo por eso.
L. T. A. Yo no quiero ser rica. Si lo fuera me volvería gilipollas.
A. S. J. No te preocupes, que no. Hay mucha pobre y gilipollas.
L. T. A. Es verdad, ahora igual ya no. Aunque si me hubiera pillado joven igual sí que me habría vuelto gilipollas. Pero, ¿qué hacer con tanto dinero? ¿Para qué?
A. S. J. Me lo das a mí, y te escribo cosas.
EP3. ¿Habéis pasado etapas muy locas?
L. T. A. Yo la estoy pasando todavía.
A. S. J. Yo no. Siempre envidié la fase loca de la gente. El otro día lo hablaba con [el director de cine] Félix Sabroso: cuando hace unos años veía a la gente tan pasada de rosca, yo aspiraba a ser pasada de rosca también, pero nunca lo conseguía. Hasta que me acepté como era.
EP3. No salís mucho entonces...
A. S. J. Yo no. Pero nunca. No me gusta nada salir.
L. T. A. A mí mucho.
A. S. J. Odio la parafernalia de vestirse y arreglarse para ir a un sitio.
L. T. A. A mí me encanta.
A. S. J. Detesto los photocall.
L. T. A. A mí me gustan. Un buen photocall me gusta mucho, me da la vida.
A. S. J. No puedo con las fiestas y los saraos. La noche está hecha para dormir. Yo a las once estoy como las gallinas: o leyendo o metida en la cama.
L. T. A. A mí me pirra alternar. ¿Ves? Nos llevamos bien y a la vez somos opuestas.
A. S. J. Pero nos adoramos.
EP3. ¿Quién encontró a quién?
L. T. A. Fue un encontronazo, más bien. En 1999.
A. S. J. Sí, cuando yo fui a Palma de Mallorca con una obra que se llamaba Con sentido junto a Luis Miguel, no el cantante, sino mi pareja [Luis Miguel Seguí].
L. T. A. Uy, con el cantante también te habría quedado muy bonito.
A. S. J. Si me hubiera llamado Mariah Carey no habría habido problema Y ahí ya estaba ella trabajando con Diabéticas Aceleradas, me pasó una de sus casetes y me pareció maravillosa. Entonces cantabas aquello de Hoy te he visto/ con tus libros caminando / y tu carita de cocreta/ colegiala de mi amoooorrr; llevabas unas mechas rubias muy horteras, muchas flores y ya apuntabas rabillo.
EP3. ¿Hay que tener mucho rabillo de ojo en esta vida?
L. T. A. Siempre. No sabes cómo vienen las que vienen por detrás.
EP3. ¿Y cuándo decidisteis trabajar juntas?
A. S. J. Yo ya había trabajado con una íntima amiga suya, Pepa Charro [álter ego en la vida real de La Terremoto], para mi primera película, Tú eliges, que he escrito, dirigido y producido yo misma. Hace poco revisé unos textos en verso que había escrito hace muchísimos años junto con Félix Sabroso para el libro Mujeres ligeramente alteradas, y me propuse actualizarlos. De inmediato pensé en La Terremoto. Y, casualidades de la vida, al día siguiente nos encontramos en el desfile de Davidelfin y se lo ofrecí.
L. T. A. Yo siempre voy a la Pasarela Cibeles, sigo las tendencias al cien por cien.
EP3. Bueno, entonces las dos os habéis quedado a vivir en el teatro.
L. T. A. Si nos dejan.
A. S. J. Yo lo veo difícil, pero bueno
L. T. A. Ya hemos pasado la temporada esa de poner copas, cuidar niños Ahora ya toca vivir de otro cuento Del cuento del teatro.
La Terremoto de Alcorcón precios populares se estrena el jueves 22 de mayo en el teatro Arlequín de Madrid.
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