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Un hombre mata con una maza a su padre adoptivo en Llíria

El parricida llamó a la policía tras el crimen y fue detenido sin resistencia

"He matado a mi padre". Eso fue lo que Miguel M. S., de 30 años, dijo a la Policía Local por teléfono a las 11.20 de ayer en Llíria. Ambrosio Rodríguez, de 80 años, el hombre que lo acogió siendo bebé y que le crió como a un hijo biológico yacía al lado, muerto a mazazos. Matilde Pérez, la mujer de la víctima, estaba, ajena a lo ocurrido, en el bar que la pareja regentaba desde hacía ocho años en Benaguasil. Varias patrullas de la Policía Local se personaron en el domicilio de la víctima, en la calle de la Virgen de Montiel, en el número siete. El supuesto autor del crimen no opuso resistencia.

La mujer de la víctima supo del crimen cuatro horas después
Según los vecinos, el matrimonio trató al detenido como a un hijo propio

Varias horas después, fue trasladado a dependencias de la Guardia Civil, donde permanecerá hasta que sea puesto a disposición judicial.

Nadie oyó nada. Nadie conocía que existieran problemas en el seno de la familia. Ambrosio y Matilde tuvieron un hijo y pocos años después se hicieron cargo de Miguel, hijo del hermano de Matilde. El pequeño quedó huérfano siendo un bebé. Sus padres, según fuentes próximas a la familia, tuvieron problemas con las drogas. Miguel M. se independizó hace más de diez años. Se ha ganado la vida trabajando en discotecas como go-go. Los vecinos de la finca donde vivía la víctima lo calificaban ayer como un joven muy educado, que trabajaba siempre de noche.

Ayer, la familia cumplió con la rutina diaria. Ambrosio llevó a su mujer al bar El racó de les tapes, antes conocido como Sandwich. La pareja alquiló el negocio ubicado en la calle de La Tirana de Benaguasil ocho años atrás. "Lo cogieron para el chico, porque decían que él era lo que quería. Pero al poco dijo que no le gustaba y se lo quedaron ellos". Los vecinos contaban ayer que la pareja estaba muy unida. "Él la traía por la mañana, luego iba a la panadería y a la carnicería, le compraba todo para el bar, iba y venía a Llíria para atender también la casa, y siempre estaba aquí haciéndole compañía a ella. Iban juntitos a todas partes". Ambrosio dejó ayer a su esposa en el bar y regresó a Llíria. Miguel fue a casa, discutieron y el joven le golpeó con "una maza de obra de gran tamaño" hasta matarlo.

En Benaguasil, Matilde estaba ajena a lo ocurrido mientras toda la atención de policía, Guardia Civil y vecinos se concentraba en su casa. Poco antes de la una, agentes de la Guardia Civil visitaron el bar. Solo la alertaron de que algo grave había ocurrido en su casa. Les acompañaba una médico de urgencias. Pero no fue hasta las 14.45 cuando recibió la noticia. Un grito desgarrador sacó a los vecinos a las ventanas. "¿Qué pasa en el bar? ¿Por qué grita Matilde?" A las 15.30, sedada, y acompañada de varios miembros de la familia -entre ellos su hijo biológico, albañil de profesión, casado y con dos hijos- se la llevaba una ambulancia.

Los vecinos del bar tampoco supieron de problemas en el seno de la familia. "Era un matrimonio excelente. Si ella es cariñosa, su marido era un hombre muy dulce, siempre dispuesto a ayudar en todo", explicaba una vecina. "Era un hombre buenísimo. Y ella ha querido a ese chico como si fuera su hijo, o más. Él sí que distinguía más, porque le tiraba su hijo. Pero le han dado todo. El chico venía de vez en cuando. Últimamente estaba un poco cambiado porque se había operado los pechos o se había hormonado. Pero su familia le ha apoyado siempre", afirmó otra. Fuentes de la investigación apuntaron como móvil del crimen el dinero, ya que el parricida acudía a menudo a pedir dinero a los que han sido sus padres.

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